El presidente y sus portavoces han desenterrado dialécticamente el hasta ahora semi olvidado problema catalán para asegurar que «no habrá independencia en Cataluña». Lo que nadie ha explicado, y tampoco lo ha hecho con suficiente claridad el líder de la oposición en su visita a tierras catalanas, es cómo se evitaría una proclamación unilateral del 'Estat Catalá' tras las elecciones autonómicas (y pretendidamente plebiscitarias) convocadas por Artur Mas para la ya inminente fecha del 27 de septiembre, con inicio formal de campaña electoral precisamente en la jornada de la Diada. ¿Tiene Rajoy, como algunos dicen, un 'plan secreto' para atajar la independencia catalana?
Si lo tiene, y yo espero que lo tenga, lo mantiene así: en secreto. No consta que haya habido demasiado contacto entre el Gobierno central y la Generalitat catalana desde que, un año hará el próximo día 30, los dos responsables políticos se entrevistaron en La Moncloa. Mas acudió con una lista de veintitrés peticiones, que tampoco consta que hayan sido siquiera discutidas. Y hasta aquí hemos llegado, cuando faltan dos meses para que esas fatídicas elecciones, con la lista única secesionista que encabeza un político gris y que tiene a Mas y Junqueras como sustento partidario, se celebren, que me temo que se celebrarán.
¿Tiene Rajoy, como algunos dicen, un 'plan secreto' para atajar la independencia catalana?
Reconozco que a Rajoy su política de esperar a que todo se pudra ha estado a punto de darle resultado. Pero tal vez confió demasiado en el mal hacer de Mas y esas gentes de Esquerra que son las culpables de todo lo malo que ha ocurrido en Cataluña desde que se proclamara aquel Estat Catalá en 1934, con el consiguiente bombardeo por parte de la República de la Generalitat. Claro que incluso evocar este pasado que incluyó el lamentable fusilamiento de Companys me pone los pelos de punta: no es con la mano dura como hay que disuadir a Mas de unos planes que él sabe que son locos, y espero que el 'plan secreto' de Rajoy no contemple ni siquiera esa 'suspensión de la autonomía' prevista para casos extremos en la Constitución, en esa Constitución que hace tiempo debería haber sido reformada y a la que Mas-Junqueras están a punto de desafiar.
La situación, por desestabilizadora, y no porque Cataluña vaya a ser independiente, me parece grave. La flema británica -vamos a llamarlo así- de Rajoy compite con la locura colectiva instalada en el bando secesionista, que encuentra una mala réplica en las muy divididas fuerzas del otro lado: hace tiempo que debería haberse producido un movimiento amplio por el mantenimiento de Cataluña en España, que es lo que la mayoría de la población quiere, aunque reconociendo, eso sí, que el Estado es asimétrico, y que no todas las autonomías son iguales. Pero se prefiere la lucha partidaria a este acuerdo general, se sigue hablando de derecha e izquierda cuando la conservadora Convergencia ha sido capaz de llegar a un entendimiento con Esquerra y, casi, hasta con la anarquista CUP: para ellos, irse de España es más importante que ver cómo piensan organizar la sociedad que saldría de esa escisión.
Entonces, ¿el plan Rajoy? De momento, solo atisbamos algún parche. La Ley de Sociedades de Capital, que facilitará que grandes empresas radicadas en Cataluña se trasladen a otros lugares si así lo desean, puede ser una clave, pero insuficiente. El desdén con el que los países de la UE, en general, y Francia, muy en particular, contemplan una hipotética independencia de Cataluña también debería ser muy bien sopesado por el molt honorable instalado en la Generalitat. Pero el molt honorable está, ya lo hemos dicho muchos desde hace mucho, cegado por los dioses que quieren perderle.
Volvemos, así, al inicio: ¿de verdad tiene Rajoy un 'plan secreto'? Si lo tiene ¿se inclina por la vía 'dura' , tan inconveniente a mi juicio, o por una negociación cada día más improbable? Ahora se ha sabido que el Rey, en su reciente encuentro con Mas, le pidió 'tiempo' y 'mesura'. Ninguna de las dos cosas concederá el hombre que se siente el Moisés de su pueblo, pero que nunca alcanzará la gloria de ser esculpido por Miguel Ángel. Si hay plan, más vale que lo empiecen a poner en marcha, porque el tiempo pasa muy deprisa, y agosto es mes políticamente poco hábil -este año será más laborioso, desde luego- para todo lo que no sean maniobras orquestales en la oscuridad, que tampoco estoy seguro de que sea ahora lo más conveniente.
Fernando Jáuregui