No creo en conspiraciones pero algo hay con/contra Manuela Carmena que no para de moverse; la alcaldesa de Madrid, cuya trayectoria profesional y política se podrá compartir o no pero resulta absolutamente respetable, es el blanco de todo tipo de comentarios en todos tipo de medios. Incluso las redes sociales han hecho de ella lo que ahora se llama un tema «viral» y le cuelgan todo tipo de sambenitos. Me recuerda a lo que ocurrió en su momento con Morán que sin saberse muy bien por qué se convirtió en el protagonista de toda clase de chistes despreciando o ignorando todo su potencial intelectual. No sé muy bien por qué pasan estas cosas, pero pasan
Carmena es una mujer seria -siempre lo ha sido- que empatiza con la gente sin necesidad de dejar de ser quién es, que dice lo que piensa -siempre lo ha dicho- y que si tiene que rectificar no le duelen prendas. Otra cosa es el equipo que la rodea y los desaires que puedan hacer a la alcaldesa desmintiendo por su cuenta y sin ningún respeto cosas y casos. El penúltimo ejemplo el de la famosa web. Pero conviene que quienes la rodean se anden con ojo porque muchos años de magistratura imprimen carácter y Carmena lleva ese sentimiento de respeto a la Ley y a la autoridad que representa en la genética. No así un buen número de su equipo de Gobierno que realmente tal vez se han creído lo que un colega apuntó yo creo que con desconocimiento del personaje: que la alcaldesa era como el muñeco Rockefeller de Jose Luis Moreno. Me temo que con su experiencia, su biografía y su carácter Carmena puede ser muchas cosas menos un muñeco movido por otros. Y si es así, si el personal llega a creerse esa falacia, aquí pueden pasar dos cosas.
La primera es que el Gobierno de la capital cada vez gobierne menos si no termina de convencer a su jefa de las cosas que quiere hacer o si lo que hace lo esconde y se salta la figura de la regidora.
La segunda posibilidad es que la regidora se harte de las pequeñas tonterías populistas de algunos miembros de su Gobierno y diga hasta aquí hemos llegado, coja la puerta y se vaya con la misma tranquilidad con la que vino. No sé yo en ese caso cual sería la posición de las fuerzas políticas ni qué ocurría dentro de Ahora Madrid. Mandar en la capital es una cosa muy seria y ni está al alcance de cualquiera ni se hace a golpe de ocurrencia. La situación puede llegar a ser demasiado incomoda para todos. Y ese es el papel complicado que ahora está jugando Carmona, el del PSOE, haciendo de puente entre la ocurrencia y la sensatez.
Veremos qué pasa pero, desde fuera, se ve mucho más fácil que se entiendan Carmena, Carmona y Aguirre, con todas sus diferencias, a que se entienda Carmena con los suyos con todas sus similitudes. Lo malo es que en medio de este lío está Madrid y, sobre todo, los madrileños.
Andrés Aberasturi