Es más que lamentable que cuestiones estrictamente políticas acaben en los tribunales. Judicializar la política es malherir a la propia política, pero todo tiene sus normas. También la actividad política, incluso los deseos de cualquiera de nosotros o de cualquier colectivo topa, al final con algún tipo de límite, de condicionamiento, de norma aun cuando esta fuera una norma no escrita.
Judicializar la política es malherir a la propia política, pero todo tiene sus normas
Y ocurrió el 9 de Noviembre que en Cataluña se pusieron urnas de cartón, después de que el Constitucional dijera que la Generalitat no tenia atribuciones para semejante iniciativa. Entonces Mas dijo que se trataba de una movilización social, que el pueblo tenia derecho a hablar y que no hay nada más democrático que acudir a las urnas. El tal referéndum se convirtió, teóricamente, en una movilización ciudadana en la que lo «oficial e institucional» no iba a aparecer por ninguna parte. No apareció hasta el final de la jornada cuando Mas se felicitaba por lo ocurrido haciendo suya esa iniciativa ciudadana que si fue posible es porque antes determinados espacios públicos, mas en concreto, centros educativos abrieron sus puertas a las urnas de cartón.
Si Mas no llega a aparecer, si no hubiera tenido la osadía de hacer suya esa «movilización democrática», si no se hubiera gastado dinero publico en la organización, si… no habría habido querella alguna. Mas sabía perfectamente lo que hacía, las líneas rojas que cruzaba pero siguió hacía adelante como lo harán ahora a nada que puedan hacerlo.
Es muy probable que todo acabe en nada y aunque Artur Mas diga que no tiene vocación ni de mártir ni de héroe, lo cierto es que la querella en cuestión se ha convertido ya en un elemento político más a introducir en la coctelera de las conversaciones con la CUP que poco a poco va matizando sus palabras iniciales para concluir, ya lo verán, en un acuerdo con Juntos por el Sí. La imagen de Mas ante el juez va a ser un argumento que va a aglutinar a los que son radicalmente diferentes.
El debate sobre la fecha de la comparecencia de Mas ante el tribunal es irrelevante. Cualquiera que esta hubiera sido habría servido para la causa. Los nacionalistas, moderados y menos moderados, son auténticos especialistas en liturgias patrióticas y el 15 de octubre veremos un magistral alarde de solidaridad.
Para entonces habrán avanzado las conversaciones con la CUP y no hay que descartar que a finales de octubre el acuerdo esté cerrado. En política, en muchas ocasiones, nada es lo que parece ni lo que parece siempre es.
Charo Zarzalejos