jueves, octubre 10, 2024
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Juego sucio

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Una campaña electoral desata los más bajos instintos de la política más baja. En esta campaña tenemos sobredosis.

Primero fue Monedero y sus insinuaciones sobre Albert Rivera, algo repugnante que ni siquiera ha sido capaz de mantener cuando le ha caído la consabida demanda. No, él no quiso decir eso. Ya, claro. 

Después la manipulación de una frase de Marta Rivera en contestación a otra de Pablo Iglesias en extremo comprensiva con el terrorismo. Marta Rivera sí que no quiso decir lo que afirman sus críticos ni banalizar el trágico Holocausto. Pudo estar desafortunada al buscar la analogía, pero ella desde su atalaya cultural ha descrito esa vergüenza de la humanidad sin compasión con los culpables.

La frase de Pablo Iglesias sí que supone una disculpa para con los asesinos de cerca de un millar de españoles, “el conflicto vasco tiene razones políticas”. El conflicto no es conflicto, es masacre. No es vasco, su límite geográfico y político es español porque españoles, vascos y de otras muchas partes de España son sus asesinados y el lugar de los asesinatos. Más ajustado a la verdad sería “Masacre antiespañola”. Justificar como política los atentados, los secuestros y la extorsión es tener una concepción mafiosa de la controversia ideológica. Lo contrario de la democracia, que es en lo que están.

No se trata de defender a Ciudadanos y sus candidatos, creo que es una opción muy inmadura, que tiene un escaso programa político, que está sujeta a los vaivenes diarios del discurrir de la actualidad. Le falta solidez, solo tienen líder y marketing, carece de corpus ideológico coherente, su forma de dirigirse al público es como de anuncio de detergente y su manera de responder a los dilemas, montar un focus group. Ciudadanos no es una opción de gobierno, lo que no quiere decir que sean aceptables las turbias maniobras de la izquierda para desacreditar a su dirigente y a sus candidatos.

La traca final está siendo la manipulación del atentado a nuestra embajada en Afganistán

No es solo Podemos de donde le llueven los ataques, desde el PSOE también se han montado las insidias. A muchos les han llegado las primeras noticias con insinuaciones difamadoras hace muchos meses y su origen estaba sin lugar a dudas en el campo socialista. El Partido Socialista tiene una acreditada trayectoria de manipulación de frases y hechos, de calumnias orquestadas, de uso de las más sucias jugarretas para conseguir cualquier objetivo electoral. Embarra el campo con acierto inmoral. Cuanto más escaso es su bagaje programático, mayor es su abandono de principios básicos de comportamiento decente. Una pena. El PSOE debería comportarse como lo que ha sido, un pilar básico del sistema constitucional, no como una agrupación de filocomunistas que actúan a la desesperada sin ideas, ni programa, ni moral ni ética alguna. Creo que el resultado que obtengan el día 20 me dará la razón y les dará un susto.

La traca final está siendo la manipulación del atentado terrorista a nuestra embajada en Afganistán. Quieren imitar los modos y maneras del horrible 11-M, de cuando nuestra democracia sufrió el peor de los ataques terroristas hasta el momento y en cuarenta y ocho horas dieron un vuelco a los resultados. ¡Cómo no! cuando sus verdades resultan nada fértiles en votos, el recurso a la tergiversación es lo único que les queda.

En la política se está aceptando como algo natural la indecencia. No solo la económica, y debiéramos haber aprendido después de lo que hemos visto, sino también el tipo de comportamiento que usa la manipulación, la difamación, la calumnia, el vale todo. Un sistema democrático no son solo sus leyes, también lo son los hábitos, las cualidades e inclinaciones, los límites éticos que deben presidir el combate político.

Una vez más creo que precisamente Mariano Rajoy es una garantía. A nadie se le ocurre imaginarlo amparando este tipo de cosas. Al contrario. La estridencia, la ausencia de estética política que conllevan estos comportamientos todo el mundo sabe que le producen alergia. 

En esta campaña la izquierda, Podemos y PSOE han roto cualquier frontera moral. Y no es la primera vez.

 

Juan Soler

Senador de España

 

        

Juan Soler

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