sábado, noviembre 23, 2024
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30 años del referéndum sobre la OTAN

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Algunos han aprovechado el trigésimo aniversario de la celebración del referéndum con el que los españoles ratificamos la pertenencia de España a la Alianza Atlántica (12-03-1986) para dar su visión de lo ocurrido. Como cualquiera.

Hay quien subraya que la derecha siempre consideró que una España democrática debía formar parte de la Alianza Atlántica (que nos rechazó con Franco) al contrario de otros como los socialistas, precisan, aunque estos acabaran rindiéndose a esta postura. España, adherida al Tratado del Atlántico Norte en mayo de 1982 con la UCD, siguió en la OTAN gobernando el PSOE tras las elecciones de octubre de ese mismo año a pesar del eslogan socialista de 1981: «OTAN, de entrada no» (y, como algunos ya intuyeron incluso en sus filas, de salida tampoco).

Sin embargo, la derecha no apartó la tentación partidista de instrumentalizar ese referéndum para intentar derribar al gobierno socialista. Esperando que un resultado negativo forzaría la dimisión de Felipe González, Manuel Fraga, entonces líder de Coalición Popular, luego Partido Popular, pidió sorprendentemente la abstención (aunque su cuerpo le pedía el no). Se perdió así una oportunidad de consensuar un tema fundamental de política exterior y de seguridad que el PSOE no había sabido asumir anteriormente al oponerse al necesario ingreso de España en el instrumento de la defensa de Europa y por lo tanto de la Unión Europea. ¡Cuántas veces queda la casa sin barrer por unos o por otros!

 Felipe González supeditó la permanencia española en la OTAN a tres condiciones

No tenía sentido pretender ingresar en la UE y no estar en su alianza defensiva (asimétrica al incluir a los EEUU) necesaria tanto entonces, aun en Guerra Fría, al estar amenazada toda Europa por la URSS y su Pacto de Varsovia, como ahora por la incapacidad europea de establecer su propia defensa. Y cuando lo consiga, tendrá que considerar una reorganización interna de la Alianza más que su supresión como puedan pretender algunos ingenuos o no tan ingenuos. Europa se complementa, mediante la relación trasatlántica, con los EEUU que en tres ocasiones importantísimas acudieron a defenderla: de la Alemania imperial en la Primera Guerra Mundial; de la nazi en la Segunda; y de la Rusia comunista en la Guerra Fría.

Como muchas veces ocurre con los referéndums, estos se transforman en plebiscitos. Así lo entendieron los militantes y votantes del PSOE cuando percibieron las intenciones de Fraga. En algún mitin socialista se pudo contemplar el extraordinario espectáculo de militantes y simpatizantes del PSOE clamando «OTAN SI» con el puño en alto. Luego el Gobierno de González se encargó de la adhesión de España al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), esencial en el marco del desarme. ¡Había que seguir poniéndose al día!

Mantenerse en la Alianza no solo era necesario para ingresar en la UE y un imperativo para nuestra propia defensa y la de Europa, era asimismo para España la mejor manera de modernizar nuestras Fuerzas Armadas tanto por lo que respecta a organización, armamentos y doctrina militar como, también, para fomentar entre nuestros militares, tras el golpe de Estado de febrero de 1981, un comportamiento democrático bajo control político

Para facilitar el cambio de posición Felipe González supeditó la permanencia española en la OTAN a tres condiciones: no ingreso en su Estructura Militar Integrada; reducción de la presencia militar de los EEUU en España y el mantenimiento de la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.

Con Aznar ingresamos en 1997 en la Estructura Militar Integrada 

La no nuclearización militar de España se mantiene pero se han descartado las otras dos condiciones para adaptarse a la evolución geoestratégica europea y mundial sin que ello haya provocado remordimiento alguno. Con Aznar ingresamos en 1997 en la Estructura Militar Integrada como luego lo haría Francia. Con el desarrollo, terminada la Guerra Fría, por la Alianza de operaciones de mantenimiento de la paz, con mandato de la ONU, prolongar esta ausencia hubiera perjudicado nuestros intereses al entrelazarse mejor desde entonces el supremo y decisorio papel político del Consejo Atlántico y el subordinado de dicha Estructura Militar Integrada.

El incremento de la presencia permanente americana en Rota por el escudo antimisiles aliado fue el resultado de la necesaria e interesada solidaridad española. Muy bien lo sabían, en octubre de 2011, Zapatero, Presidente del Gobierno, Carme Chacón, ministra de Defensa o Julio Rodríguez, entonces JEMAD y ahora vinculado a Podemos, al explicitarse públicamente en la sede de la OTAN el compromiso español junto a Rasmussen, Secretario General aliado, y Panetta, Secretario estadounidense de Defensa.

La ampliación americana en Morón tiene relación con la lucha contra el terrorismo yihadista que también nos amenaza. Nos convienen, asimismo, más estos despliegues en nuestro territorio que al sur del Estrecho. Cualquier gobierno español debiera saber rentabilizar estas contribuciones logísticas a la seguridad colectiva, además de otras mediante Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Policía Nacional. Claro que para ello hay que actuar inteligentemente…. No siempre ocurre.

Carlos Miranda

Embajador de España

 

Carlos Miranda

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