lunes, noviembre 25, 2024
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Rajoy en otoño

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Este otoño será de Rajoy o no será. La política española está necesitada y pendiente de un rosario de decisiones que Rajoy es muy consciente de que pasan por su voluntad política unida al pacto con más de dos de las fuerzas políticas del Congreso si el PSOE no quiere colaborar. Y dice que no quiere.

Los presupuestos son el primer escalón. De él dependen las grandes decisiones y también las pequeñas, los compromisos europeos y los demás internacionales, las inversiones grandes y las no tan grandes pero que tanto necesitan muchas provincias, la financiación de las comunidades autónomas…en fin, casi todo. Parece que el PSOE no quiere apoyar los presupuestos. Y no creo que el PNV esté dispuesto a hacer de mamporrero del PSOE aprobando lo que no le interese para dar oxígeno a los socialistas. Javier Fernández y esa gestora tendrán que hacer muchas contorsiones verbales y argumentativas para explicar una abstención que permitan los presupuestos de 2017 o su voto negativo que provoquen unas elecciones en junio.

Las pensiones es otro tema crucial, de verdadera importancia, y a medida que pasan los meses también de urgencia. Necesitamos una reforma de mucho calado para este importantísimo asunto. No puede ser una reforma en la que tengan la misma pensión los que han cotizado el máximo que los que lo han hecho por el mínimo, los que han cotizado cuatro o cinco décadas que los que han cotizado solo dos. Se tendrán que hacer ajustes serios. Deberá ser cosa de todos. Lo que no se sabe si el PSOE tiene algún plan o algo que aportar. En el caso de Ciudadanos en este asunto y sin que sirva de precedente sí que dice algo original, nuevo en nuestro país, la mochila austriaca. Puede ser una buena idea. También el pacto nacional de educación, del que todos hablan pero solo el PP parece tener disposición al acuerdo. Todos los demás dicen que quieren, pero lo único que parecen querer es que no exista otra posible factura que una continuación de la LOGSE que tan malos resultados dio colocando a nuestros escolares a la cola de sus compañeros europeos. Pactar, esto lo debe saber la izquierda, es ceder una parte de tus pretensiones para conseguir otra parte y en ningún pacto se le puede pedir a una de las partes que renuncie a todo, como parecen soñar los partidos de la oposición. La izquierda y la no tan izquierda no debe confundir las necesidades educativas con determinados y egoístas ventajas laborales de los lobbies. El problema de la educación no puede ser un asunto sindical.

Rajoy tiene clara la ruta. Sabe que sus contendientes no tienen nada claro y ha demostrado que sabe manejar esa situación y que cada vez que se vean más las acciones y omisiones de la oposición le colocará en una situación política mejor aunque en otra parlamentaria peor. Y el electorado, el más interesado en la política desde la Transición, sabe medir y valorar. Esa es la ventaja de Rajoy.

En este otoño se tienen que ver en estos asuntos, en las posiciones de las diversas fuerzas acerca de ellos, la verdad de la política. Todos pueden decir en los mítines lo que quieran, escribir las ocurrencias que precisen en los programas electorales, pero luego tienen que votar y el voto es la única certeza política. Y explicarlo. Nos podemos preguntar si el Partido Socialista y Ciudadanos van a ser capaces de dejar al país sin presupuestos por su Rajoyfobia infantil, si se empeñan en no pactar la educación por hacer de correa de transmisión de los sindicatos, o si ponen en peligro las pensiones por encerrar el sentido común bajo siete llaves.

Lo más curioso de todo es que en este momento no tienen respuesta para ni una de estas cuestiones. A lo peor, peor, peor es que es la vuelta al «no es no” y no se atreven a contarlo. Tragicómico.

Juan Soler

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