La que se puede armar en este país. Los Goya, esos premios que nacieron en la madre patria para emular a los Oscar de Hollywood, ¡han osado boicotear a Fernando Trueba!. El que 'La reina de España' no haya tenido ni una sola nominación importante, al margen de la de mejor actriz para Penélope Cruz, puede provocar no sólo que el director abra de nuevo su caja de Pandora particular sino que todo el mundo artístico que tanto ha criticado la campaña de las redes sociales en su contra vuelva a cobrar el protagonismo perdido desde que los Bardem parecen haberse salido de la trinchera.
El madrileño no se echará al monte, no sólo porque eso es muy español sino porque ni la época ni la climatología invitan a subirse a Navacerrada o Guadarrama a acampar, por mucho que él supiera hacer fuegos a la intemperie, pero a buen seguro sí que se echa en brazos de cualquier cadena que quiera acogerle, para seguir intentando reivindicar su españolidad perdida.
Como dijo Billy Wilder, al que propio Trueba trata de 'Dios', «si quieres decirle a la gente la verdad, sé divertido o te matarán». Parece que las polémicas declaraciones que hizo cuando recibió el Premio Nacional de Cinematografía en 2015 («nunca me he sentido español, ni cinco minutos de mi vida», «siempre he pensado que en caso de guerra iría con el enemigo» o «me hubiera gustado que Francia ganara la Guerra de la Independencia») no divirtieron a nadie. Quizás por eso, por tener menos gracia que un chiste de la Pedroche, el que había sido uno de los cineastas españoles más importantes de las últimas cuatro décadas bien podría ser considerado ahora como uno de esos 'caminantes' de 'The Walking Dead'.
Los Goya, que le nominaran a él como director o a su película, eran su última tabla de salvación, por aquello de que son muchos los que todavía siguen yendo al cine sólo a ver las películas premiadas con galardones importantes, ya sea nacionales o extranjeros. A este paso pronto le retirarán el pasaporte español o, lo más de lo más, le pondrán a caldo en Sálvame o le llevarán al Deluxe a someterse al polígrafo (¿quiere usted realmente a España?).
Trueba todavía debe estar preguntándose, o mejor dicho los productores de 'La reina de España', si era realmente necesario invertir once millones de euros en una película que apenas ha recaudado 750.000 euros en sus tres primeras semanas en cartel y que ya no sólo no ha recibido el apoyo del público sino ni tan siquiera de la crítica ni de sus propios compañeros de profesión.
Éstos, los Almodóvar y compañía (el manchego dijo que «la campaña contra Trueba ha sido brutal»), volverán a insistir en que así no vamos a ninguna parte y que la culpa la tiene Rajoy, Soraya o la Cospedal, vamos, los de siempre. Con eso tendrán bastante, mientras que el propio interesado, que, por ejemplo, fue el encargado de romper la hora en 2013 en Calanda, junto a centenares de tambores y bombos en la plaza de España de la localidad turolense, bastante tendrá con que los que en aquel entonces le agasajaron no utilicen su cabeza ahora de tambor.
El alzheimer de los españoles en estos casos hace que ya nadie se acuerde de sus nueve Goya, ni de su Oscar por 'Belle Epoque', ni, mucho menos, de que el denostado director cuenta con una estrella en el Paseo de la Fama de Madrid, que, desde 2011, rinde homenaje en la Calle Martín de los Heros a los mejores actores y cineastas nacionales. Pronto la grafitearán o directamente la destruirá algún exaltado de esos de rojigualda en la muñeca, en los polos, en la ventana de su casa y hasta en los rollos de papel de vater. Flaco favor el que le ha hecho esta vez la Academia del Cine a Trueba.
La mosca