Creía que no me podía dar nada más repelús en TV que ver a los colaboradores de Sálvame despellejándose los unos a los otros. Qué equivocada estaba. Los aspirantes a serlo, los que son capaces de cualquier cosa en la Sálvame Snow Week, todavía me provocan más asquito.
Conchita, no la de Tarzán sino esa mujer pegada a un polígrafo que Telecinco ha sacado de vaya usted a saber donde, ha vuelto a demostrarme que esa prueba de la que tanto presumen en las películas estadounidenses es, con perdón, una soberana gilipollez. Vamos, que es menos fiable que el Atlético en una final de Champions.
Llegados a ese punto, lo de las preguntas intelectualoides están de más en esa sección. Lo que prima, dado que prácticamente da igual la respuesta, son las relacionadas con el sexo. Ya saben, lo del 'caca-culo-pedo-pis' que tanta gracia sigue haciendo a esta sociedad española tan nuestra.
Por ese motivo, Conchita (¿por qué pensaré siempre en una mona al pronunciar su nombre?) le preguntó, por ejemplo, a Rafa Mora si realmente tenía, como se rumoreaba, un pene pequeño (fíjense qué nivel), y a éste casi le enojó más que si se hubiera cagado en su madre, «no tengo la pilila pequeña».
Como todavía no está permitido mostrar la misma en TV, lo más lucir el culete al aire, como él mismo hizo en su cita con Mónica Hoyos, no pudo demostrarle a todo el mundo la veracidad de su respuesta, sobre todo cuando la 'poligrafera oficial del reino' le señaló que estaba mintiendo.
Ante esa tesitura sólo le quedó defenderse de tamaña tropelía comparando su aparato genital con el de otras personas, «si la comparas con Jordi Martín, tengo un tamaño normal, pero es que Antonio Tejado tiene un buen miembro». A la expareja de Rosario Mohedano, que poco después sería encima expulsado, al menos se le alegró la cara al ver que alguien reconocía un talento en él, sobre todo después de que hubiera tenido que responder a la maquinita si «¿has tenido alguna vez alguna aventura con un hombre?». Aunque su respuesta fue negativa y Conchi, para los amigos y no amantes de los chimpancés, dijo que decía la verdad, su masculinidad quedó en entredicho, sobre todo cuando Carlos Lozano intervino para decir «si te lo preguntan, por algo será». ¡Viva la presunción de inocencia!.
Fue casi tan surrealista como cuando Chiqui (el nombre que más se ajusta a la realidad entre todos esos candidatos a colaboradores del Sálvame), la ex concursante de Gran Hermano10, afirmara que «he estado a punto de serle infiel a Borja durante la 'Sálvame Snow Week'», y los colaboradores de Sálvame le precisaran que «se ha encaprichado de un miembro del equipo, no de un concursante». Sí, comprendo que estén pensando que lo de surrealista es más por la simple idea de que algún hombre de los aspirantes, ya sea el que queda o los que se fueron, pudiera aceptar tener sexo con la 'hermanita', que por el tamaño del miembro en cuestión.
Si fuera por ello, Rafa Mora desde luego quedaría descartado, por aquello de que él tiene pilila (qué bonito este término, hay que ver el tiempo que hacía que no lo escuchaba). Además él tenía bastante también con lo suyo y con negar que sintiera alguna atracción por una compañera del concurso, respuesta que corroboró el maldito polígrafo. Eso sí, puntualizó que ya puestos a elegir entre todas tenía una firme candidata, «puede ser que fuera por Maribel Sanz, porque alguna vez he visto posados suyos en alguna revista, y ha caído algo». ¿Ha caído algo? Intentaré no explicarlo para que no me censuren este artículo. Qué programita.
La mosca