La polémica sobre la actitud del PCE en la Transición parece más bien un entretenimiento para algunos que ni vivieron dicha época histórica ni son capaces de analizar con un mínimo de rigor las circunstancias políticas existentes entonces. Sus planteamientos suponen, además, una absoluta falta de respeto a quienes se jugaron la libertad y la vida para conseguir la democracia -Julian Grimau, Marcos Ana, Simón Sánchez Montero, Horacio Fernández Inguanzo… Una democracia que estos nuevos “revolucionarios” han aprovechado con gran éxito, viviendo de la política en cuanto han podido. No suelen hablar bien de las instituciones pero lo primero que hacen es asegurarse un cargo institucional. Nunca conoceremos cuál habría sido su actitud en momentos tan difíciles.
Alberto Garzón y algunos de sus compañeros que mantienen sus mismas opiniones sobre la Transición son los que han conseguido que el PCE sea una caricatura de sí mismo, al tiempo que han terminado con Izquierda Unida con asombrosa rapidez
Alberto Garzón y algunos de sus compañeros que mantienen sus mismas opiniones sobre la Transición son los que han conseguido que el PCE sea una caricatura de sí mismo, al tiempo que han terminado con Izquierda Unida con asombrosa rapidez. Si fueran mínimamente coherentes, se marcharían a militar en la opción política en la que realmente creen. Así, quienes consideran viable el proyecto que han arruinado y que el PCE tanto ayudó a construir, podrían intentar recuperar una opción política como IU que, creo, tiene futuro. Más aún si observamos el panorama en que se encuentra el resto de la izquierda, la vieja y la nueva. La primera autodestruyéndose sin contemplaciones. Y la nueva-es un decir- dando una imagen patética y resolviendo sus problemas mandándose cartas a través de las redes sociales o haciendo tonterías en videos impresentables.
Hilario González Fernández