Trump tiene en Nueva York una torre de cristal con unas letras de oro que rezan «Trump Tower». Es su residencia principal. Desde ahí planeó su asalto al cielo y, tras ganar el voto del Colegio Electoral, su aterrizaje en la Casa Blanca así como el de los suyos en el Gobierno.
Nada más tomar posesión evidenció grosería y desprecio por los demás. Su primer decreto fue para pedir al Congreso que desmantele la sanidad aprobada a instancias de Obama para ayudar a los más desfavorecidos. El segundo, para ordenar la construcción de un supermuro para aislar a los EEUU de México.
Forzó enseguida la cancelación de la visita del Presidente mexicano, Peña Nieto, denigrando la dignidad de su país y la de sus habitantes al afirmar que si Peña Nieto no estaba dispuesto a pagar ese supermuro era mejor que no acudiese a la cita. Una mamarrachada internacional. Previamente insultó a todos los hispanoparlantes estadounidenses, aproximadamente un 17,5% de la población, al cancelar sin explicaciones la página web de la Casa Blanca en español, segundo idioma en los EEUU.
Peña Nieto estaba dispuesto a entrevistarse con Trump, marioneta de Putin según humoristas norteamericanos, para intentar renegociar el acuerdo comercial entre Canadá, los EEUU y México (NAFTA) y que los canadienses ya dan por muerto con la llegada de Trump, tras veintitrés años de vigencia. Trump es unilateralista y eventualmente, bilateralista. Algunos de sus seguidores quieren, incluso, que los EEUU abandonen las NNUU. Fue inútil el esfuerzo del Presidente mexicano. Saboteado por el chulesco magnate, canceló su visita sin perjuicio de que un día más tarde hablaran por teléfono.
Si trata así a un país vecino, ¿Cómo no nos maltratará a los demás con la excepción de Putin y Erdogán, los dos autócratas que más se le parecen? Enemigo de la Unión Europea, recibió este pasado viernes a la “Premier” británica, Theresa May, para felicitarle personalmente por el Brexit. Ésta apeló a la tradicional “relación especial” entre Washington y Londres y mostró como trofeo haber consiguido que Trump respaldara la OTAN al 100%. Veremos. También le transmitió una polémica invitación, entre los británicos, para visitar el RU. Trump habló después por teléfono con distintos líderes mundiales como los de Alemania, Francia, Rusia, Australia, Japón y Arabia saudí, entre otros.
España no es una gran potencia. Tendremos que nadar y guardar la ropa. Así lo expresó el Ministro de Exteriores, Dastis, al pedir tiempo para juzgar a Trump y sus políticas antes de expresar su confianza en que acabará apoyando la UE y la Alianza.
Los insultos del ricachón de la Casa Blanca a nuestros hermanos mejicanos no nos pueden dejar indiferentes
Habremos de ser, pues, acomodaticios con los EEUU de Trump, ignorando algunas de sus payasadas, algo fácil para Rajoy, lo de mirar a otro lado. Fue él quien mensajeó a un Bárcenas encarcelado para pedirle que fuese fuerte (¿con qué objeto?), quien señaló que no había leído el informe del Consejo de Estado sobre el Yak 42, o, también, quien acaba de afirmar que no sabía nada de la actuación del abogado del Partido Popular en el juicio de Gürtel donde se ha evidenciado la caja de dinero negro del PP.
Sin embargo, los insultos del ricachón de la Casa Blanca a nuestros hermanos mejicanos no nos pueden dejar indiferentes. Si, como pretendemos, somos sus parientes y, también, valedores del mundo latinoamericano en Europa, hemos de solidarizarnos con aquellos a los que Trump menosprecia indignamente como, también, los refugiados.
La sociedad estadounidense está profundamente dividida pero incluso los votantes de Trump han de abrir sus ojos y buscar el modo de anular políticamente a un Presidente que solo acabará atrayendo la ira de los dioses así como mayores desgracias para los suyos y los demás que tanto odia. La política proteccionista del Presidente norteamericano Herbert Hoover, Republicano, ahondó la Gran Depresión de 1929 que arruinó no sólo a los norteamericanos sino al mundo entero y dejó un reguero de conflictos armados, incluida la Segunda Guerra Mundial. ¿Es la senda que desea Trump?
La investigación que pide Trump sobre supuestos votos ilegales en favor de Clinton, que él alega sin pruebas ni indicios, solo puede ser una treta para intentar legitimarse tras haber perdido por tres millones de sufragios la votación popular y, asimismo, intentar desacreditar los votos de las minorías hispana y afroamericana.
El que la victoria de Trump sea un reflejo en los EEUU del furor de los pobres del mundo desarrollado ante una globalización que les ha desheredado aún más, lo que requiere un remedio, no debe ser un obstáculo para unirse y hacer frente a quien ya demuestra que no está en condiciones de ser un líder mundial respetable.
Lo mejor es que vuelva a su casa, a su torre neoyorquina. Go home, Mr. Trump.
Carlos Miranda