jueves, octubre 10, 2024
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El santo orgasmo

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Resulta que hemos pasado supuestamente de una sociedad mojigata e intransigente, a magnificar el orgasmo. Nuestros padres follaban de vez en cuando, cuando el trabajo o los niños se lo permitían y muchas veces con desgana, por pura y dura obligación marital.

Pero desde que nos hicimos modernos aquí jode todo dios, a todas horas y en todo momento. Los jóvenes-y los no tan jóvenes-, se han lanzado en una búsqueda paranoica del orgasmo. Cuanto más rápido y con menos esfuerzo, mejor.

Cuando yo era joven, tocarle las tetas a una chica era una autentica hazaña; una labor que costaba semanas e incluso meses. Que ella te masturbarse, no te digo nada, era un triunfo digno de un semental. Tenías que currártelo mucho, invitarla muchas veces a merendar, comerle la oreja con palabras y hacerla reír recopilando chistes escuchados en cintas de cassette de venta en gasolineras.

Ahora, las mujeres y los hombres se han lanzado a un frenesí sexual, que no estaría mal si no fuera porque está vacío de contenido. Es la nueva religión del placer por el placer, sin considerar apenas los sentimientos. Y el sexo y los sentimientos van unidos, porque lo contrario genera frustración, dolor y soledad.

Basta darse una vuelta por cualquier garito para percatarse de que esto es así. Apenas se habla, el físico, la apariencia-con su esclavitud sobrevenida-, es lo importante. Es un sexo sin pretensiones, sin otro objetivo que el santo grial de la modernidad: el orgasmo.

Incluso en miles de parejas se ha olvidado que muchas veces convivir con la persona que amas, es renunciar a muchas cosas. Conozco a matrimonios que no son felices-aunque estén hecho el uno para el otro- , porque uno de los dos no complace sexualmente al otro en sus sueños y fantasías. Y así vienen los divorcios, los cuernos-más habituales de lo que parece-, en una huida hacia delante sin fin. Porque resulta que a lo mejor el proyecto en común con otra persona supone que no puedas hacer un trio o follar en una cabina telefónica si al otro no le gusta o apetece.

Y no pensemos que son los jóvenes o adolescentes los que más abusan del orgasmo. Cuando una persona madura, es cuando más se desinhibe, cuando más ganas tiene de “vivir”.

Porque la televisión nos bombardea constantemente con anuncios publicitarios en los que se aconseja que seas libre, que hagas lo que quieras, que cometas locuras, alabando una inmadurez perpetua. Y luego está internet, donde millones de hombres se la machacan viendo orgias, tríos, cuartetos y demás modalidades sexuales que por lo general, se practican poco en la vida real.

Y así, vemos a cuarentones arruinarse la vida con jovencitas llegadas de ultramar, y maduritas en busca de un macho que la de candela de la buena. Pero tan y como llegaron se irán y luego quedará tan solo la soledad y la depresión

Y se pasa de una pareja a otra en una monogamia sucesiva, o simplemente se sustituyen por “follamigos/as” sin complicaciones y con los que no hay que preocuparse de pagar el recibo de la luz.

Pero las cicatrices están por dentro y no desaparecerán por muchos orgasmos que se tengan.

José Romero

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