domingo, noviembre 24, 2024
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Eternamente joven

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Pues no va va y me dice:” ¡Joder Pepe, que joven estas! ¡Por ti no pasan los años!” y yo me cojo un cabreo de padre y muy señor mio ante tamaña insensatez. Los años pasan ¡y de que forma!

Resulta que ahora todo el mundo quiere ser joven. Nadie quiere envejecer en la dictadura soberbia de la belleza juvenil. La señora Marisa se gasta una pasta gansa comprando cremas, manteca fina, con caviar, acido hialuronico, coenzima Q10 y demas mariconadas en el Lidl, y se las unta en el rostro por las noches, mientras ve una pelicula sentada en el sofa barato de Ikea, junto a su marido tripudo al que se la suda beberse cuatro cervezas para cenar y otras cuatro para el tentempie de mediodia en la obra, y sueña subliminalmente con ponerle los cuernos con Vin Diesel, que ese si que es tipo duro y marca buenos biceps.

El Mariano, que curra como un loco en la agencia inmobiliaria, se hace de vez en cuando un lifting natural en la clinica de su amiga Yolanda, para que la piel de su cara este limpia y resplandeciente, que el algodón no engaña. Y a partir de las ocho de la tarde se machaca en un gimnasio moderno que mas parece una peluqueria de Marco Aldany, para que las carnes no le cuelgen, que queda fatal en las cenas y convenciones de empresa.

Pues haber que hacemos con los mayores, porque resulta que con cuarenta tacos ya eres un viejo que no va a encontrar trabajo. Y si tienes mas de cincuenta y  has currado toda tu vida en la empresa que construia frigorificos y a presentado suspensión de pagos, pues nada, parado de larga duración y a vivir del estado o de las ayudas sociales hasta que te mueras; mientras compruebas como el chino de la tienda de al lado-ese al que compras los clavos que se descabezan al primer martillazo-, no se jubila nunca y el muy cabrón no tiene una arruga mientras sonrie cada vez que hace caja.

Porque los años pasan inexorablemente para todo el mundo, pero mas para los pobres que no se pueden permitir ponerse de botox hasta las orejas, ni pagarse sesiones de chocoterapia, ni pasarse media vida en el gimnasio ultranmoderno viendo culos de tias en la cinta de correr. Porque resulta que lo importante no es el aspecto exterior-ya lo decia Disney en La bella y la Bestia-, sino el bagaje que cada uno arrastra en la mochila que le acompaña durante toda su vida. Que ser eternamente joven no es mas que el paroxismo de la imagen llevado hasta sus ultimas consecuencias.

Envejecer no es mas que el ciclo natural de la vida. El otro dia, cuando me iba a trabajar, mi mujer estaba con mi bebe en brazos. Les di un beso, pero por mi cabeza pasó algo asi como un cortometraje, una vision futurista. Pensé que algun dia, pasados los años, seria mi hijo el que se iria a trabajar y su mujer estaria con su bebe, con mi nieto, en brazos despidiendole.

Y seguramente ya no estaré entre los vivos, pero habre envejecido con dignidad, con mis arrugas de expresión en su sitio y la mochila bien cargada de vivencias, ilusiones y sonrisas, donde no tienen cabida lifting, cremas de caviar y botox.

Coño, ya es hora de que respetemos a las personas por lo que son, no por lo que aparentan.

José Romero

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