miércoles, octubre 2, 2024
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La flema de Susana

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Susana Díaz aplica a su papel en el proceso de primarias socialistas la misma fórmula flemática/hierática que Mariano Rajoy contra sus detractores, esto es, mucha paciencia y una resistencia a prueba de bombas. La Presidenta andaluza está inmunizada contra todo lo que le rodea y es ella la que marca los tiempos. Y si ahora no toca, como dice, pues no toca. Y punto final. Parece que la estrategia gallega, o la retirada del contrario por pura inanición, funciona cada vez más en esta política española, tan agria y dulce, tan nuestra. Ella sabe que la espera será más larga para el resto y, así, se deja querer en el entretenido mundo de las elucubraciones. Y me refiero a los acuerdos con el resto de candidatos que sobrevuelan el espacio de Ferraz, y que no sólo están en el aire, sino que carecen en la actualidad de fundamento alguno. 

Díaz trabaja a destajo para alicatar una propuesta de fuerza incontestable que cuente con todos los apoyos posibles y que no deje lugar a ninguna duda. Su agenda está repleta de encuentros, contactos y reuniones para coser (que verbo tan socialista) al máximo su candidatura a la Secretaría General del PSOE, que presentará cuando todo esté atado y bien atado, ya sea en marzo o mayo. Vuelvo a insistir en que no existen acercamientos claros, ni base de consenso entre opciones, porque la Presidenta, entre otras cosas, se trata lo justo con Patxi López y nada con Pedro Sánchez, más allá del protocolo; nobleza exige. 

Todo está por llegar. Susana Díaz no se despista y se sigue centrando al máximo en su feudo del sur porque, además, mantiene la intención de continuar en el cargo en el caso de alcanzar la responsabilidad máxima de su partido en Madrid. Los más cercanos saben y confirman que la trianera no lanza caña sin cebo y que tiene claro que su gran apuesta debe ser mayoritaria. Mientras, en el escenario nacional, todo se recoloca a favor de los dos partidos mayoritarios: los Ciudadanos de Rivera (con los que habla para mantener el poder andaluz) se despiertan del sueño embriagador y los podemitas se empeñan en vender paz interna en medio de la guerra sin cuartel. Los de Pablo Iglesias se sitúan ya en la izquierda más escorada, alejándose cada vez más del tradicional voto español, el que quería Errejón, más centrado, más moderado.

El PSOE está abocado a mantener la oposición útil o el entendimiento con el PP en los grandes asuntos, al menos hasta que las urnas vuelvan a llamar al ciudadano. Entretanto están obligados a definir el nuevo proyecto de partido de cara al futuro para abandonar la dura travesía del desierto. Susana Díaz se perfila como la cara de la recuperación, el rostro rosa de la nueva era socialista, porque le sobran ganas, ilusión y, sobre todo, flema para agotar a sus oponentes.    

Fernando Arnaiz

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