La prensa del momento calificó como “acto sin precedentes” la manifestación que se llevó a cabo el 23 de junio de 1976 por la calle Preciados de Madrid. 50.000 personas desbordaron el centro de la capital “contra la carestía de la vida”.
Las artesanales pancartas reclamaban consignas que, de una u otra forma, han renacido: “Abajo los topes salariales”, “Enseñanza popular”, “Viviendas populares”… Aquella manifestación fue convocada por “dirigentes vecinales” porque tanto los sindicatos como los partidos políticos vivían en la clandestinidad. Pero ahí estaban, enredadas en el tejido social, con toda su fuerza, las nacientes Comisiones Obreras en su vertiente más sociopolítica.
Indudablemente mucho se ha avanzado desde aquel 1976, pero la crisis económica creada por las políticas más ultraconservadoras nos han llevado a situaciones dignas de aquel tiempo. Por eso, si las Comisiones Obreras no hemos abandonado la calle nunca, ahora -parafraseando a Nicolás Sartorius- la correlación de fuerzas permite que nos situemos más a la ofensiva.
Son muchos los frentes abiertos a los que tenemos que dar respuesta. Esta mañana, al igual que hace cuarenta años, nos echábamos a la calle en una multitudinaria manifestación “contra la carestía de la vida”. El 22 de febrero volveremos a movilizarnos contra el bloqueo de la negociación patronal a las puertas de las sedes de CEOE y CEIM. El 23 de febrero estaremos apoyando, en el juicio, al compañero Asenjo de Coca Cola, por el derecho a huelga. El 8 de marzo, Día de la Mujer, haremos especial incidencia contra la terrible lacra que supone la violencia machista. El 11 de marzo, aniversario del atentado de Atocha, insistiremos en nuestra repulsa contra el terrorismo sea del tipo que sea. El 23 de marzo, llevaremos a cabo paros generalizados si siguen boqueando los incrementos salariales en la negociación colectiva. El 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el trabajo, nos movilizaremos porque trabajamos para vivir, no para morir. Y el Primero de Mayo será una gran fecha de movilización: por la igualdad, contra la pobreza salarial y por la recuperación de todos los derechos.
En la Comunidad de Madrid no podemos permitir que crezca la riqueza, gracias fundamentalmente a esfuerzo de la clase trabajadora, al ritmo del 3,4 por ciento, y que esa riqueza no beneficie a esos trabajadores, a la ciudadanía.
Puede sonar a demagogia, pero no es admisible que en Madrid, los ricos cada vez sean más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Pero hoy, en la calle, hemos querido hacer público nuestro estado de indignación. Es una vergüenza que los beneficios empresariales hayan recuperado el volumen del año 2007 y en cambio, el resto: salarios, pensiones, rentas de protección…, sigan perdiendo poder adquisitivo.
Una región europea, un país europeo, occidental, no puede soportar que el IPC se haya disparado un 3 por ciento y las pensiones tengan un crecimiento del 0,25 por ciento. Es decir, menos de dos euros para esos dos millones y medio de españoles y españolas que ganan menos de 700 euros. Este año, si no se corrige ese crecimiento, todas esas personas van a perder, en términos reales, más de 20 euros al mes. Precisamente las pensiones más bajas.
Estamos gritando ¡STOP al encarecimiento de la vida! Reclamamos empleos y salarios dignos. Las pensiones y los salarios deben crecer en función del IPC. Debe haber recuperación del poder adquisitivo perdido a lo largo de la crisis. Y todo ello es posible. Es posible garantizar que no haya trabajadores pobres, como primera medida, derogando la reforma laboral.
Por otra parte, en la Comunidad de Madrid, el empleo público tiene que recuperar los casi 40.000 trabajadores perdidos por los recortes en el sector público. Igualmente hay que estabilizar otros casi 40.000 empleos precarios. Es posible cambiar las políticas, crear empleo digno y de calidad. Además estamos convencidos de que si no hay empleo público en condiciones, no hay buenos servicios públicos.
Del mismo modo reivindicamos unas rentas de protección. Los datos son duros. En la Comunidad de Madrid, 350.000 asalariados son pobres; más de 300.000 personas en paro sobreviven sin prestación. Uno de cada 5 madrileños se encuentra por debajo del umbral de la pobreza. Hemos conseguido que el Parlamento tome en consideración la ILP (Iniciativa Legislativa Popular) sobre una renta mínima. Ahora exigimos que se tramite y se garantice una renta mínima por ley. Los partidos políticos tienen que estar a la altura de la situación.
La historia nunca se repite, pero…, hace cuarenta años nos manifestábamos contra la carestía de la vida. Igual que hoy.
Jaime Cedrún