Desde los poderes se ha intentado denigrar el feminismo como algo trasnochado y pasado de moda. Mientras la precariedad siga teniendo rostro de mujer, mientras sean asesinadas día a día mujeres por la barbarie machista, el feminismo existirá y será imprescindible. Ya estamos en los albores del 8 de marzo, Día de la Mujer, pero el objetivo es que cada día sea 8 de marzo.
Evidentemente, hombres y mujeres son diferentes. La pelea es que hombres y mujeres gocen de los mismos derechos, algo aún muy lejano en España y casi una entelequia en muchos países. El mundo está repleto de lugares donde la mujer es un objeto al que, incluso legalmente, se puede maltratar desde que nace con prácticas tan monstruosas como la ablación del clítoris.
Son muchos los obstáculos para que exista la igualdad real entre hombres y mujeres y en la Comunidad de Madrid, presidida por una mujer del PP, Cristina Cifuentes, lo sabemos muy bien. En la región de Madrid hay una gran localidad, Alcorcón, cuyo alcalde es del PP, que es el prototipo de machista cómplice de agresiones contra las mujeres. Se llama David Pérez y un clamor ciudadano exige su dimisión mientras Cristina Cifuentes mira hacia otro lado. Uno de los mayores males que puede padecer el feminismo es que las mujeres empoderadas no sean cómplices de los derechos de las mujeres.
En la Puerta del Sol de Madrid han acampado unas mujeres víctimas de la violencia machista exigiendo algo que venimos reivindicando desde las Comisiones Obreras históricamente: un pacto de Estado contra la violencia machista. CCOO y UGT de Madrid hemos hecho nuestra la pelea de estas mujeres. En estos días de lluvia, el Ayuntamiento de Madrid, regido por otra mujer, las multó por instalar una carpa que las protegiera de la lluvia. Parece, eso sí, que tienen derecho a solicitar que las retiren la multa.
Sólo en Madrid son ya cuatro las mujeres asesinadas por violencia machista. Esta barbaridad no puede continuar y las administraciones tienen que tomar medidas urgentes ya. Además hay que ponerse en marcha muy en serio para luchar contra ese machismo que está renaciendo entre la juventud.
En la Comunidad de Madrid no existen programas para combatir la violencia de género cuando este capítulo debería ser recogido de una manera estelar. Igual que no hay una partida para poner en marcha la ley contra la transfobia que impida iniciativas como la del autobús de “Hazte oír”. Eso sí, el postureo indignado y mediático que no falte. Es imprescindible, pues, dotar de partidas presupuestarias en Educación para que desde las aulas se ampute este cáncer social.
La educación en los colegios e institutos es imprescindible para acabar con la violencia física, pero también para luchar contra esa otra violencia que permanentemente denunciamos desde CCOO de Madrid. Parafraseando a Ignacio Fernández Toxo, “la precariedad laboral, tiene rostro de mujer”.
Próximamente presentaremos un amplio informe sobre la situación de la mujer en la Comunidad de Madrid. Los datos siguen siendo estremecedores. Madrid, la región más rica del Estado no puede permitirse que la mitad de su población esté social y laboralmente pisoteada por el hecho de ser mujer.
Las mujeres en la Comunidad de Madrid tienen trabajos más precarios que los hombres. Las mujeres padecen pobreza laboral, están abocadas a la exclusión social.
Entre las mujeres trabajadoras en Madrid, la brecha salarial supone más de 6.000 euros frente a los salarios masculinos. Las mujeres empiezan a sufrir más accidentes in itinere que los hombres por el estrés laboral y familiar que padecen…
Sin duda, la explotación y la precariedad tienen rostro de mujer. Por ello, para CCOO reforzar la identidad feminista es una componente fundamental de la lucha de la clase obrera. Por eso, todos los días tienen que ser 8 de marzo.
Jaime Cedrún