Ya llevamos nueve años de crisis. Una crisis que hemos pagado la clase trabajadora con el paro, con las rebajas salariales y de las pensiones, con los servicios públicos mermados… En este escenario, por ejemplo, nos encontramos en la Comunidad de Madrid con unos nuevos presupuestos en los que las únicas partidas que crecen son las dedicadas a las privatizaciones mientras se ataca sin pudor a los servicios públicos. Para mantener esta estrategia neoliberal, una de las tácticas fundamentales ha sido intentar limitar la fuerza del sindicalismo de clase pariendo la reforma laboral, aplicando el artículo 315.3 del Código Penal contra el derecho de huelga y también la ley Mordaza.
La nueva correlación de fuerzas, que desde CCOO hemos empujado movilización a movilización, parece que empieza a dar frutos y la ley Mordaza ha entrado en proceso de derogación. Es decir, como siempre desde la historia del mundo, si luchamos, ganamos.
Por mucho que Mariano Rajoy repita que hemos salido de la crisis, no es cierto. Los números aseguran que la recesión sí ha finalizado, pero los efectos de la crisis siguen ahí. Y en un escenario que puede ser positivo, lo que nos proponen es más recortes y más rebajas salariales. Porque, ¿qué supone sino la propuesta patronal de una subida salarial de un 0,5 por ciento cuando el IPC se encuentra ya en un 3 por ciento?
La Comunidad de Madrid es una región rica en la que sólo la mitad de trabajadores asalariados tienen contrato indefinido a tiempo completo. El resto, o está en el paro, o tiene contrato precario o tiene contrato parcial. Esta ecuación implica más de 350.000 asalariados y , sobre todo, asalariadas pobres.
Por eso, cuando desde los sindicatos reivindicamos incrementos de los salarios y de los presupuestos públicos; más empleo público y más empleo de calidad, exigimos progreso y no el retroceso que preconiza el neoliberalismo. Y más cuando hay que hacer frente a nuevos retos, nuevas tecnologías, digitalización, nuevas formas de trabajo… El futuro no puede ser una vuelta al siglo XIX por eso nos movilizamos y vamos a seguir movilizándonos.
Algunos datos son, sencillamente escandalosos, de una desvergüenza ilimitada. Acabamos de conocer el balance de resultados de las empresas del IBEX 35, que han incrementado un 47 por ciento sus beneficios en 2016 respecto al año anterior. Mientras, trabajadores de esas y otras empresas han perdido sus empleos o han visto congelados sus salarios.
Estamos haciendo frente a la avaricia empresarial y a insolidaridad de los gobiernos neoliberales y, los sindicatos de clase, continuaremos a la ofensiva aunque seamos silenciados por los grandes medios de comunicación. Al final las luchas siempre dan resultados y seguimos peleando por algo muy justo: los derechos y las libertades ciudadanas.
Hay que garantizar una salida de la recesión ordenada, hay que subir salarios entre un 1,8 por ciento y un 3 por ciento para garantizar el poder de compra de las familias. Hay que derogar las reformas laborales que han desquiciado nuestro mercado laboral y otorgado un poder desmesurado a los empresarios en la negociación colectiva. Hay que restablecer la prioridad del convenio sectorial como mejor garantía para defender las condiciones de trabajo de las personas asalariadas. Hay que aumentar las pensiones conforme al IPC para que los pensionistas no continúen perdiendo poder adquisitivo: Hay que recuperar los derechos sociales y laborales arrebatados a los trabajadores y a las trabajadoras en los últimos años.
En estos tiempos especialmente duros, también hay que recordar que los sindicatos de clase no son otra cosa que trabajadores y trabajadoras organizados para defender sus derechos sin más patria que la solidaridad. Una solidaridad que trasciende fronteras en una Europa desilusionada el día en que se conmemora el 60 aniversario del Tratado de Roma. Los populismos y demagogias, alentados por el terrorismo, ganan posiciones frente al espíritu europeo de paz y bienestar social.
Siempre estaremos con los más desfavorecidos. En breve, con la llegada del buen tiempo, volveremos a ver espantosas imágenes de refugiados intentando huir del infierno. Volveremos a ver al Mediterráneo convertido en un cementerio de personas desbordadas por el miedo.
Tenemos que movernos, aunque no encontremos eco en los medios de comunicación, para reconquistar derechos laborales, ciudadanos e incluso humanos. Las luchas siempre dan resultados.
Jaime Cedrún