Llevamos días de sobresalto en sobresalto, casos de corrupción, denuncias reales y falsas. Los mentideros funcionando a toda marcha.
Mientras tanto, se están cerrando los Presupuestos Generales del Estado. Las enmiendas a la totalidad de los grupos de la oposición ya han sido rechazadas, ahora quedan las enmiendas parciales. Todo apunta a que el Partido Popular lo tiene todo bien atado y que una vez más sus cuentas saldrán aprobadas.
Son muchas las cosas, todas muy importantes de las que podríamos hablar. Educación, sanidad, empleo, etc..
Pero hoy no va a ser en eso en lo que yo me voy a detener. Voy a hablar de Violencia Machista. Y, más aún, de que niños y niñas sean las víctimas de los asesinos.
Ese Pacto de Estado del que todos se han llenado la boca en las sucesivas elecciones y que hoy no está en la agenda de nadie. Ese Pacto de Estado, que tenía que traer recursos para los juzgados de Violencia Machista y, sobre todo, claridad en la ley y coordinación entre todos los que pueden hacer posible que se combatan los asesinatos a los que asistimos como si esto fuera normal.
No, no es normal. Que nos maten, no es normal, que maten a nuestros hijos e hijas no es normal.
Algunos ejemplos. Ese padre que se lleva a sus hijos a Alemania y llama a su maltratada exmujer para decirle “te voy a hacer un Bretón” y mata a sus dos hijos. Este reciente en La Coruña que le dice “te voy a dar donde más te duele” y mata a su hijo de 11 años.
Aquel otro que ha sido condenado por abuso sexual a su hijo y que hoy los juzgados, por falta de coordinación, han puesto al hijo en manos del padre.
Puedo recordarles a aquella niña que que vio como su padre asesinaba a su madre y los juzgados le imponen ver a su padre, porque nadie piensa en ella y en su drama.
En realidad, las asesinadas son perseguidas después de muertas o de maltratadas con el sufrimiento de sus hijos.
Puedo recordarles, también, a aquel que se tiró por la ventana de un hospital con la niña en brazos. Y recordar todos estos casos con denuncias de malos tratos por parte de las mujeres. Pero nadie hizo nada.
Se decía estos días que son muchos los niños y niñas de madres asesinadas que no están atendidos por el Estado, que están a su suerte y que muchos tienen que convivir con el asesino de sus madres.
Se decía también que para adoptar a un niño o niña las parejas tiene que pasar un test de idoneidad muy exigente. Pero la justicia en este país permite que un asesino pueda seguir en contacto con sus víctimas, los hijos e hijas de su asesinada.
Este es el panorama que tenemos, esta es la situación que todos vemos, pero donde nadie hace nada.
Las asociaciones de mujeres se dejan la voz gritando, la vida luchando contra los asesinatos de mujeres. Pero seguimos igual. Minutos de silencio de cientos de gobernantes que luego vuelven a sus despachos y se dedican a otras cosas.
Termino como empecé, el Pacto de Estado contra la Violencia Machista no está en las agendas: es que somos mujeres. ¿Y si los asesinados fueran hombres?
Libertad Martínez