El dolor lumbar es mucho más que un dolor. La Coca Cola, mucho más que un refresco. Pedro Sánchez es mucho más que un secretario general, leemos.
Sólo los futbolistas profesionales, con el ego y la cuenta corriente acolchados, por ejemplo cuando pasan una lesión, ponen como objetivo en su vida volver a estar a la altura de su nivel anterior. Si nos dieran a elegir, el común de los mortales aspiraríamos a superar ampliamente el nivel nunca alcanzado en nuestra biografía.
Después de una operación de apendicitis a uno le gustaría tocar la guitarra como Tomatito o Cañizares, jugar al fútbol como Iniesta, tocar el piano como Chano Domínguez, Dorantes o Diego Amador, y pronunciar discursos como Luther King y sus colinas rojas y sus imágenes religisoides (con palmero detrás incluido, el que dice bajito «muy bien, muy bien»), nunca elegiríamos volver al nivel previo a la operación.
Hay un punto bueno de insatisfacción o de afán de superación en esto de romper la categoría y pasarnos, pero convendría ajustar los productos y su etiqueta.
Lo anterior viene a cuento de la fórmula tan manida de etiquetar cualquier presentación o anuncio con «más que» lo que sea. Leemos al parecer «más que un periódico» (y además es global, un paso más que mundial); el equipo de fútbol es «más que un club», el Ejército de Tierra promociona nada menos que la Brigada Polivalente y descubrimos pasmados que es «más que una brigada».
Un conocido me sorprendió un día en la cocina de un tercero con el anuncio de que las pirámides de Egipto tenían mil años más de lo que se reconoce, con lo que las de Guiza pasarían de 2.500 años antes de Cristo -que no es poco- a un milenio atrás. Con el comentario pulverizaba dos siglos de egiptología y me trasladaba desayunando el mensaje de que hablábamos de mucho más que de pirámides, probablemente de extraterrestres. Las pirámides, sobre todo antes de despertarme del todo, me parecen una construcción lo suficientemente rotunda como para no ir más allá de ellas mismas.
Bastante difícil está cumplir todos los días de la semana con el planeta como para ir derribando barreras por nuestra cuenta.
Seamos sensatos y reconozcamos que el mejor periódico es un periódico, y hacer un buen periódico es tarea complicada; que un equipo de fútbol es un equipo de fútbol, con su capacidad de convocatoria, sus deudas con Hacienda y su carácter de referente simbólico de una comunidad; y una brigada militar es una brigada.
Tiene que llover mucho para desbordar una presa, mucho tiempo lloviendo mucho, y no es la presa quien decide desbordarse.
Carlos Penedo