El Gobierno Rajoy negocia con Ciudadanos una bajada de impuestos al mismo tiempo que pide un préstamo de 6.000 millones de euros para la paga extra de verano de los jubilados, más otros 3.000 millones que coge del fondo de reserva que se encontró con 66.000 millones y lo ha vaciado. El crédito se abonará en cómodos plazos entre 2018 y 2028.
Bajar impuestos parece ser compatible con la Seguridad Social en quiebra, con el déficit excesivo, con la mitad de los parados sin prestación alguna, con las matrículas universitarias disparadas, con las carencias en sanidad y educación, con la I+D y la cooperación al desarrollo bajo mínimos.
Montoro El Reprobado presumía hace unos días de la bajada electoral del IRPF en 2015, que ha supuesto un descenso de ingresos a los presupuestos públicos de 12.000 millones de euros, cifra que coincide aproximadamente con el agujero anual de la Seguridad Social.
La deuda pública española equivale a todo el movimiento económico del país durante un año. Como suban los tipos de interés, el sistema cruje.
Recordemos aquí que ninguna administración pública ha recuperado aún la recaudación fiscal previa a la crisis; las necesidades se mantienen, cuando no se han incrementado.
Una competente socióloga llamada Belén Barreiro argumenta en libro publicado recientemente que los españoles de todo signo político soportamos mal la desigualdad.
Sin embargo los datos estadísticos no se acaban de ver en la realidad electoral. Asistimos a responsables del PP marchando a la cabeza de la manifestación en defensa de la sanidad, educación y dependencia que recortaron anteayer.
Como la mejora del Estado del bienestar no es lo más creíble de su programa disfrazan los recortes y querencia por la educación y la sanidad privadas con la libertad de elección del alumno y del paciente.
Otras fórmulas ya conocidas son la descalificación personal del adversario político; o la sobreactuación en asuntos de terrorismo y con sus víctimas: ninguna mortal en España desde 2009, hay que ir a Kabul o Londres a buscarlas; en el último lustro han salido de la cárcel en España 268 presos de ETA con una biografía escalofriante, por pura lógica penitenciaria y sin demagogia a la puerta de la prisión o en la madrileña plaza de la República Dominicana.
Entretanto la izquierda donde gobierna se esfuerza en tranquilizar a los que no la han votado informando de su buena gestión, con escasa ideología; mientras que el PP lanza casi exclusivamente mensajes ideológicos.
«España está preparada para ser protagonista«, expresión cospedaliana todo ideología, ninguna relación con la realidad contable.
Último vídeo de Marca España, en Twitter: «#España es un país respetado, fiable, moderno, innovador, optimista, apreciado y orgulloso».
Los Gobiernos de izquierda insisten por su parte en la reducción del déficit, los ayuntamientos del cambio en lugar de implantar la revolución bolivariana presumen de reducir deuda, «somos buenos gestores» se empeñan en gritar, como si el autor del milagro económico del PP de Aznar no tuviera docena y media de causas judiciales o el actual remara constitucionalmente en contra de la igualdad fiscal de los españoles.
«Un barco parece un objeto cuyo fin es navegar, pero su fin último no es navegar, sino arribar a un puerto«, leo en algún sitio.
Bien es cierto que los complejos de la comunicación política de la izquierda se reducirían con 40 millones de euros en Suiza o un millón en una bolsa de basura en el maletero, pero no es el caso. Queda la tranquilidad de no compartir nunca galería con adversarios políticos.
Varias lecciones ya aprendidas
El votante no juzga igual al partido gobernante sea de un signo u otro, no castiga igual si la corrupción procede de un entorno PP o PSOE. La rendición y petición de cuentas son distintas.
Si fuera la misma veríamos ya hoy en parques públicos estatuas de José Luis Rodríguez Zapatero y de Alfredo Pérez Rubalcaba, juntos o por separado, a pie o a caballo, por haber acabado con el terrorismo de ETA exactamente el 20 de octubre de 2011, homenajes en bronce como el que tiene en la plaza de Colón de Madrid el almirante Blas de Lezo, con su pata de palo y todo. La suscripción popular de esta estatua instalada hace un par de años habría que confirmarla.
La derecha acabará defendiendo con la fe del converso los avances sociales que torpedea en su aprobación, como ha ocurrido con la descentralización política del país, con la sanidad universal, con el Orgullo Mundial, con una asignatura de educación para la ciudadanía en los institutos que Cifuentes acaba de proponer en Madrid, por supuesto con unas gotas de terrorismo y víctimas.
Las gestorías no cambian la realidad, sino que la gestionan, administran el marco que otro ha escrito en el BOE.
En el mundo animal, muy pocos son capaces de tener conciencia de sí mismos: solo la familia de los simios de la que formamos parte, los elefantes, los delfines y las urracas, y no está claro si todos los ejemplares de esas especies.
Mi perro no hace caso al perro que ve en el espejo del ascensor.
En aquel verano de 2017 las fábricas de banderas y de agravios no descansaron un solo segundo, tres turnos diarios.
«Atención, vehículo detenido en el arcén más adelanteee», me advierte una voz dentro del coche.
Carlos Penedo