Ella es más de Justin, Bieber para los amigos, pero su madre seguro que habría firmado este jueves la letra de 'De niña a mujer' de Julio Iglesias («La paraba en el tiempo pensando/ Que no debería crecer/ Pero el tiempo me estaba engañando/ Mi niña se hacia mujer»). Eso sí, Belén Esteban dejó claro en la fiesta que le montó a su hija por su 18 cumpleaños que todavía no ha asimilado lo de esa mayoría de edad. Si yo me presento a un evento así con la mía, lo que ya no me perdonaría jamás, y encima lo hago con ella de la mano, a estas horas ya la habría perdido para siempre.
La de Paracuellos el suyo, como dice una amiga mía muy chistosa, no sólo hizo todo eso sino que incluso optó porque madre e hija parecieran las Azúcar Moreno, una de blanco y otra de negro, y hasta que sonara el 'Cumpleaños feliz' de Parchís en la celebración. Lo dicho, mi hija no sólo me habría retirado la palabra para siempre sino que me habría matado en público, y en cachitos.
Eso sí, para demostrar que confía en ella, permitió que hubiera barra libre para Andreíta y todos sus invitados, y que en la misma se incluyera champán, para demostrar que si hay que tirar de la chequera, se tira, por mucho dinero que le reclame ahora a Toño Sanchís. O quizás precisamente por lo que le va a conseguir sacar.
Belén prefería que, ya puestos a cogerse su pequeña su primera cogorza, tajá, pedal o borrachera simple y llanamente, que lo hiciera con bebidas de calidad, que al fin y al cabo con ellas la resaca se hace más pasadera o menos pesada. E incluso permiten reconocer a los allegados 24 horas después.
Y ya puestos a darle confianza a su hijita (¿habrá algún día que se la deje de llamar Andreíta? Viendo a 'El Niño' Torres, se me antoja difícil), no puso tampoco reparo en que en la fiesta estuviera Isma, a quien muchos consideran ya el primer noviete serio de la pequeña. El chaval, al que conoció en Benidorm, se dedicó a colgar fotografías a su lado durante toda la noche, como si su pareja fuera Charlize Theron, Scarlett Johansson o nuestra Amaia Salamanca. Que realmente fuera Andreíta, y encima ya sin pixelar, ha tirado por tierra toda su reputación, si es que tenía alguna.
Lo que no se ha confirmado es a qué hora llegó a su casa la homenajeada, y si lo hizo sola. Lo único que había previsto su madre es que el mismo coche que las había llevado a la fiesta las devolviera al hogar. Afortunadamente para ella, esta vez, como ocurrió en su 15º cumpleaños, no había una limusina de color rosa para pasear a la cumpleañera y sus amigas por Madrid.
Sí repitió el 'plato fuerte' de su 16º cumpleaños, la 'explosiva' Ylenia, que en aquel entonces la ahora niña convertida en mujer pidió que su madre invitara al ágape en su hogar para poder conocer de cerca a una de sus 'debilidades', y que este jueves repitió en la discoteca. Las hay que se conforman con muy poco, y que a la par demuestran poco gusto.
Ahora habrá qué ver si Belén descubre que un paparazzi ha pillado una instantánea de Andreíta estilo Jorge Javier en las fiestas del orgullo, tirada por ejemplo en un sofá con una vomitona encima o enseñando medio pecho. No me gustaría estar en la piel de ese fotógrafo ni del medio que se atreviera a publicar ese reportaje. El «por mi hija ma-to» seguramente se haría realidad.
La mosca