miércoles, octubre 2, 2024
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Cantonalismo balear

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El cantonalismo surgido en 1873, durante la Primera República, fue un movimiento insensato, libertario, pueblerino, que pretendía una federación de mini territorios independientes. Solo podía fracasar. Lo suprimieron militarmente en 1874.

En 2013 el PSOE aprobó en Granada una propuesta de modelo territorial federal. A ello se ha sumado la reciente definición plurinacional de España de Pedro Sanchez y una Declaración de Barcelona suscrita con el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC). 

Como en diferentes congresos socialistas regionales celebrados antes del verano se hicieron diversas interpretaciones del federalismo e, incluso, ignoraron ese plurinacionalismo, José Luis Ábalos, Secretario de Organización del PSOE, afirmó en julio que muchos no entienden el concepto federal.

Por otro lado, los socialistas baleares propondrían que el archipiélago fuese a su vez un Estado Federal formado por sus diversas islas a modo de pequeños Estados. Un “pluriinsulismo” que suena a cantonalismo.

Si Ábalos tiene razón, la Ejecutiva Federal socialista no puede contentarse con afirmar que manda Ferraz sobre las federaciones socialistas. Debe hacer un esfuerzo didáctico interno y de cara a los españoles. Es necesario despejar incógnitas y confusiones. 

¿Qué diferencias de fondo habría entre nuestra actual España autonómica y la federal? ¿Significaría ello una nueva distribución de las competencias centrales y de las transferidas? ¿Incluso una recuperación por el Estado Federal de algunas de las transferidas hasta ahora a las Autonomías? Eso es lo que ha ocurrido hace poco en Alemania, un Estado Federal, y en España la gestión de ciertas atribuciones transferidas a las Autonomías evidencia que la misma no siempre ha sido eficaz y objetiva.

Imaginemos que Madrid fuese un Estado federado. ¿Podría recabar su independencia? ¿Y los otros Estados federados? No parece, pero debe quedar claro. ¿Es Madrid una Nación o se convertiría en ello por generación espontánea, como aboga un candidato a la Secretaría General de los socialistas madrileños?

¿Podrían ser Chamberí y Las Rozas unos Estaditos federados en el Estado de Madrid? ¿Podrían subdividirse en pequeños Estados otras Comunidades pluriprovinciales? ¿Qué serían Ceuta y Melilla? ¿Es el remedio federal la solución o podría llegar a ser peor que la enfermedad autonómica?

¿La educación seguiría siendo impartida de un modo diferente en cada Estado federado? ¿Podría ser en casos contradictoria en cada comunidad o con la propia concepción de España? ¿Qué capacidad internacional tendrían los Estados federados y sus eventuales mini Estados? ¿La sanidad española sería un puzle con barreras regionales?

¿Se puede limitar una Nación a sus aspectos culturales? ¿Sabemos ya la diferencia entre Nación y Nacionalidad? ¿Qué diferencias o mejoras se concedería eventualmente a los Estados-Nación federados, si los hubiese, respecto de los demás Estados federados que no fuesen Nación? ¿Qué se ofrecería a Gibraltar? ¿Sería el Peñón otra Nación?

Todo ello requiere contestaciones precisas, un posicionamiento claro por parte de todas las fuerzas políticas y un esfuerzo colectivo para llegar a pactos viables y sensatos de mayor o menor entidad. Por eso debe el PSOE realizar un gran esfuerzo explicativo. La sensatez recomienda, igualmente, ver la comedia británica “Pasaporte para Pimlico”, un barrio londinense. El ridículo ajeno ayuda, aunque sea ficción.

Por ahora, los ciudadanos solo contemplamos un galimatías, a veces contradictorio, misterioso o sorprendente. Sería oportuno un debate sereno, posiblemente en una comisión de estudio para la reforma territorial que el PSOE quiere proponer, u otra, y que debiera transmitirse con claridad a la ciudadanía que sabe que nuestra Constitución requiere adecuarse al presente sin perder su esencia original.

Mariano Rajoy reclama a la oposición que cierre filas detrás del Gobierno hasta el 1 de octubre en Cataluña. Es una petición razonable. Una vía política negociadora no parece posible mientras la Generalitat no de marcha atrás en este desafío. Proponer esa comisión de estudio solo es ofrecer un marco de entendimiento para buscar soluciones para lo que es necesario hacer propuestas. Ello no implica abandonar al Gobierno ante los secesionistas

Un aspecto fundamental para unas reformas acertadas será el maridaje entre igualdad y diferencia dentro de una concepción del conjunto español, para huir del blanco y negro buscando los matices de otros colores sin olvidar que los ciudadanos son más importantes que las entidades en las que se agrupan. 

Mientras tanto, Pablo Iglesias y Ada Colau reivindicarán la soberanía catalana al hilo de la Diada. La soberanía y la independencia son dos conceptos íntimamente ligados. Deben faltarles estudios salvo que quieran la secesión catalana. Aviso a otros navegantes políticos para que no se dejen cautivar por sirenas que como las de la mitología griega acababan ahogando a marineros incautos.

Más esperanzador es José Ignacio Torreblanca que cree que el nacionalismo catalán está fracasando como antes el vasco y el castellano. Sobre estos tres fracasos, piensa, podríamos construir una nueva España.

Carlos Miranda

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