Querían revolución y a este paso ni la de Pancho Villa armó tanto alboroto. Lo de empezar por primera vez con 100 individuos en el interior de la casa (¿por qué no 1.000 o todos los que se apuntaron al casting?), va camino de costarle caro a los responsables de Gran Hermano Revolution. Las bajas audiencias hasta la fecha, con el peor estreno de la historia del reality, sin llegar a alcanzar ni tan siquiera los dos millones de fieles, y la que se montó en la gala de este jueves, tienen pinta de que podrían terminar pasándole factura al espacio y, sobre todo, a su presentador.
Apenas 48 horas después de su estreno, la palabra 'tongo' ya ha aparecido, y eso que en el interior de la casa no están ni Belén Esteban, ni tan siquiera Alba Carrillo. Ese fue el término que corearon parte de los 80 'apestados' que poblaron el plató este jueves, que en vez de vitorear a Jorge Javier Vázquez por el honor concedido de estar cerca de él terminaron poniéndole al borde de un ataque de nervios. Sólo su templanza, conseguida después de tantos espacios a lo largo de su carrera, impidió que terminara convirtiéndose en directo en una 'locaza' que ríete tú de las que pueblan las carrozas más desenfrenadas del desfile del Orgullo Gay.
Pitos, abucheos, los gritos de 'tongo, tongo, tongo', preguntas como ¡¿qué va a pasar con nosotros?'... Eso es lo que se pudo escuchar a la vuelta de una publicidad en una gala que seguramente recordará toda la vida el jefe de todo ese cotarro, un Jorge Javier que, con las manos a modo rezo, empezó pidiendo calma y terminó dando consejos a los insurrectos, «os voy a recomendar una cosa: si vosotros creéis que ha habido tongo tenéis que ir a los Juzgados a denunciarlo». Le faltó decir, aunque fuera en voz baja, «y así esta publi extra a lo mejor me trae por fin a los espectadores perdidos».
El presentador, que al principio se lo tomó a broma, «cuidado, cuidado que se me está sublevando el plató», no logró calmar a sus invitados, cuando ya se dio cuenta de que aquello iba en serio, e insistió, «si no queréis estar aquí, si no estáis cómodos, podéis abandonar el plató porque aquí venimos a divertirnos y a pasar un buen rato». Será él, que al menos le pagan por ello.
Con muchos de ellos fuera del plató (se largaron después de sus minutos de gloria), Jorge Javier respiró y, por aquello de que siguiera la 'revolution' prometida, Jorge Javier descubrió a sus todavía pocos fans que Pilar, la joven de Zaragoza que sorprendió a todos con su peculiar mascota, un burro, y que se definió como 'la sirena del pantano', podría estar embarazada. Al parecer, lleva 15 días de retraso en su periodo menstrual y, al haber mantenido relaciones sexuales con su pareja, cabría esa posibilidad.
Ella no ha querido comentarlo con la organización del programa ni contárselo al Súper, pero sí a alguno de sus compañeros, como Yangyang, que le soltó un tranquilizador «no te preocupes». Pues claro que sí, si eso es lo más natural del mundo. Por supuesto, el presentador, sin esperar más, bromeó con la madre de Pilar sobre la posibilidad de convertirse en abuela y que quizás los jóvenes podrían haber aprovechado la ausencia de ésta para consumar su relación y la mujer le siguió el juego y le precisó que «tienen otros sitios, como el corral». Con el burro mirando, por supuesto.
A estas alturas, Jorge Javier y todo el equipo del programa seguro que están rezando porque se confirme el embarazo, ya que este hecho insólito en la historia del reality, al menos en España, podría incrementar el 'share'. Y si hace falta alargar el programa nueve meses, para que de a luz en la casa, pues se alarga y ya está.
Tiempo habrá para empaparnos de gente tan 'sanota' como 'La Yoli', esa empresaria de 21 años que dice que “donde voy soy la mejor”), de la citada Yangtiang Huang, la canaria de Lanzarote que hace de 'chinita', del artista conceptual Juan Labory, que cree que “Gran Hermano es una obra de arte”, del abogado y rapero Javier Eneme que afirma que esta ahí porque España necesita conocerle, del hippy descalzo o del tío que tiene pinta de cualquier cosa menos de zapatero del casco viejo de Pamplona. 'La parada de los monstruos', de Tod Browning, es una reunión de gente normal y corriente comparada con la de este Gran Hermano.
La mosca