Estamos en la recta final del tan mencionado referéndum de Catalunya. Y somos muchos y muchas los que, en algún momento, hemos dicho que ya está bien. Que después de esto qué se van a inventar para que no se hable de los problemas de la gente. De la precariedad laboral, de la sanidad, del desastre en la educación donde, en Madrid, cientos de niños y niñas aún no tienen profesor asignado, o sus aulas están entre cascotes de obra.
Los mandatarios de la Generalitat, esos a quienes no se les oye hablar de la corrupción, esos que cuando se les acabó el amor con el PP financiaron el racismo y la xenofobia, la independencia. Pues esos, solo tienen una propuesta, el frentismo, la ruptura entre vecinos y familias.
Y los mandatarios del Gobierno del Estado, más de lo mismo. No hablan de su corrupción (que bien les ha venido el conflicto catalán), no hablan de todas sus miserias. Se les acabó el amor con los nacionalistas y la mayoría absoluta, y les es muy difícil seguir con sus políticas de recortes a los trabajadores y trabajadoras.
Eso sí, los vemos todos los días siendo los mártires, los pobrecitos que hacen lo que pueden. Pues no lo hacen.
Los federalistas están afónicos de gritar, que esto es una pelea de la élite, que esta no es la pelea que necesitan los pueblos. Qué el independentismo está confrontado con los valores de la izquierda, con la igualdad, con la fraternidad, con la solidaridad.
Hace un par de días el portavoz de la corrupta CIU, ahora PDeCat decía que no habría DUI (Declaración Unilateral de Independencia), que después del supuesto referéndum tiene que haber negociación. Pues, desde el Gobierno del Estado, ni una palabra pública recogiendo el guante.
En Catalunya son muchos y muchas que hablan de debate, de hacer propuestas, de estudiar otro modelo de relaciones, donde, efectivamente, el federalismo esté encima de la mesa.
No voy a ser ni quiero ser profeta: me temo que no habrá otra salida, que la de revisar el modelo territorial, y el sistema de financiación, que hasta ahora ha sido la moneda de cambio para los gobiernos centrales, o mejor dicho, la moneda de cambio para el partido que no conseguía la mayoría absoluta.
Eso sí, ríos de tinta criticando al PSOE, porque no aprobó la PNL de ciudadanos, y no la aprobó, porque pedían añadir que hubiera diálogo. Y es posible que suene muy manido, pero cuando no hay diálogo no hay nada, o lo que es peor, cuando no hay diálogo, solo hay confrontación de fuerzas.
En Catalunya todos y todas no son iguales, ha calado en la gente que viven mal por culpa del resto de España. Es una gran mentira. Como dice Javier Lopez en su última columna en Estrella Digital, los extremeños tiene los mismos problemas. Pero que nos pregunten a los madrileños, a los andaluces, a los castellano manchegos, etc. Los trabajadores y trabajadoras tenemos los mismos problemas.
Y no son todos iguales. Hay muchos dirigentes sindicales, vecinales, sociales, políticos, diciendo BASTA. Que el referéndum es ilegal y una cortina de humo para tapar las vergüenzas, para tapar el expolio que han hecho en Catalunya.
Nuestros federalistas, encabezados por Jose Luis López Bulla, Jose Maria Rodriguez Rovira, Sergi Alegre (teniente alcalde del Ayuntamiento de El Prat), Joan Saura, Jose Luis Atienza, Maria Comín, y tantos y tantos otros y otras que están afónicos de gritar, que esto es una pelea de la élite, que esta no es la pelea que necesitan los pueblos. Qué el independentismo está confrontado con los valores de la izquierda, con la igualdad, con la fraternidad, con la solidaridad.
Los Puigdemont, Junqueras, etc, no tienen una propuesta política que permita aumentar la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas catalanes.
Pero… ¿y en Madrid, cuál es la propuesta?
Que quede claro que comparto que, en estos momentos, solo es posible una vía; que no se celebre ese esperpento que llaman “referéndum”.
Que quede claro que me repugna la idea, que algunos defienden en su frenesí dialéctico y ante la falta de argumentos, de acusar a todos y todas los que vivimos fuera de Catalunya de ser unos pobretones que aplaudimos no se sabe que saqueo a Catalunya (los que les han robado están, hoy, a la cabecera de sus manifestaciones)
Señores pasajeros, mantengan la calma, por favor. Pero…. ¿hay algún piloto entre el pasaje?
Libertad Martínez