[Nota: Este artículo es réplica del publicado por Joaquín Vidal bajo el título: Vivo en un país libre]
Vivía en un país libre mientras pensaba como ellos. Muy libre. Pero ahora ya no pienso así. Así que ya no me siento tan libre.
No quiero vivir en un país donde se usa la presencia natural de niños y ancianos como excusa para no poder ejercer la represión violenta con fines políticos.
Por supuesto, que no quiero que los curas hagan homilías políticas. Faltaría más. De eso sabemos mucho todos. Y del adoctrinamiento…
Quiero pensar que vivo en un país libre donde nadie va a elevar a categoría global lo que unos cuantos descerebrados contesten por las redes. Y donde los políticos no se ofendan en público de lo que ocurre en esos espacios. Ahí, en el anonimato, no se dirime la diferencia de opinión. Mentarlo es otra de las indignidades que no se deberían permitir los representantes públicos.
Vivo efectivamente con la libertad de no empezar nunca mis escritos con un «Visca Catalunya Lliure». Lo de «Heil Hitler» lo dejo como un tópico incendiario que se descalifica solo.
Vivo en un país que quiere ser libre sea lo que sea esa palabra -quizás solo sea sentirse libre- y donde no creo que hayan censos manipulados, ¡vaya tontería! Y en cualquier caso, ¿qué más os da cuando el referéndum no es reconocido? Y sí, hay amedrentamiento en la calle y muy grave producido por las fuerzas policiales que han resurgido como en los 'mejores' tiempos a producir un clima de guerra civil. Es el programa del miedo que se quiere imponer.
Vivo en un país, con un parlamento que tiene su origen en el siglo XIV, por tanto un poco anterior a esta constitución que, se dice, legitima la autonomía donde estamos subsumidos. País que quiere ejercer derechos como minoría desde hace muchos años, y al que la mayoría se lo impide con la simple excusa de que somos todos cojonudos y que somos muy libres. Puede ser verdad, no lo niego, pero no es razón suficiente cuando se quiere ser libre de otra manera.
Vivo en un país, digo, donde se ejerce la solidaridad desde siempre. Por favor, no volváis a utilizar este argumento tan ofensivo de forma arrojadiza. En Catalunya duele, y en el resto del Estado os hace mucho daño y os resta credibilidad. Y no solo solidaridad, sino reconocimiento de las otras nacionalidades del Estado, como no os podéis imaginar. Y aquí tampoco me vale que saquéis a pasear y a generalizar la opinión de los más radicales. Seamos honestos si queremos hacer un discurso racional.
No es privilegio lo que se exige, sino respeto. Otro tipo de respeto. El que se merecen las personas adultas, que quieren hacer su camino.
Patria grande, patria chica… de acuerdo el tema no es el tamaño, pero sí quizás la patria. ¿Quién no tiene una patria? ¿Vale la pena calificar de «miserias locales« «supremacismo absurdo» y «xenofobia« todo lo que hay metido en este saco? ¿Para conseguir qué? ¿Expresar lo que piensas? ¿Quedarte a gusto? ¿Miserias locales de dónde? ¿De verdad creemos que cuando hablamos de patria podremos convencer al otro? Creo que si alguien no entiende lo que es el nacionalismo solo tiene que levantarse, ir al espejo, mirarse a la cara y reconocerse, y pensar por un momento qué haría él por su patria. Y de paso, podría pensar también, qué estaría dispuesto a respetar del otro.
Y este proyecto que ha demostrado 40 años de validez, ahora hace aguas. Es un hecho que ha funcionado durante 40 años, pero ahora se ve muy maltrecho, y ha dejado de existir como aquello que tú le adjudicas, como proyecto. Hoy es ley, pero ya no es proyecto. Y ya no hablo de proyecto para Catalunya, sino también para el resto del Estado. Creo que lo veis claramente esto. Con nostalgia, pero poco a poco esa sensación se adueñará de todos vosotros. Urge darse cuenta.
En España se vela por muchos derechos civiles, pero no por todos. Por ejemplo el de muchas minorias. Y no veo por qué no tendríamos que criticar eso. Y no debes considerar eso como una villanía ni un insulto.
Hablas, más bien citas, a quienes quieren destruirnos impunemente y aprovechándose de la libertad que tan generosamente otorgáis. Si supierais ver esto con toda la grandeza que implica, no se habría llegado a este momento en el cual os vais a obligar a seguir reprimiendo a Catalunya hasta que ganéis.
Me abruma la última parte de tu artículo. Creo que tú no piensas todo eso. Simplemente creo que no te has parado a pensar lo que significa lo que dices. No te puedes creer que estemos infectados con virus nazis (a vueltas con la enfermedad), que Catalunya es retrógrada, lo que dices de los curas de tu país. Y lo de la conspiración rusa, bolivariana y yihadista…¿Es la hora de los fanáticos, dices?
Creo que tú no piensas todo eso y yo tampoco. Si fuera así, ya habríamos perdido definitivamente, porque yo sería todo lo que me atribuyes y tu no querrías ya nunca más nada con Catalunya.
Luis Vives Chillida, catalán, es artista plástico.
Lluis Vives Chillida