sábado, noviembre 23, 2024
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¡Arréglelo ya Sr. Rajoy!

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Cuando la Guerra americana de Secesión (1861/1865), el Presidente Lincoln se impacientaba con su General en Jefe, McClellan, porque éste no atacaba a los sudistas si su relación de fuerzas no era de una superioridad de al menos tres a uno.

A los militares no les gustan las guerras. Prefieren disuadirlas. Para ello hay que exhibir el potencial del que se dispone para que el oponente se arrugue. Pero, si se recurre a la fuerza, hay que tener éxito

Esto vale también para la policía. Muy especialmente cuando se recurre a antidisturbios y cuerpos que han de emplear la fuerza para imponer o restaurar la legalidad y el orden. Por lo que hemos visto, Rajoy desconoce estas reglas elementales

Las fuerzas de Orden Público cerraron apenas un sexto de los colegios electorales. El Gobierno empleó la Policía Nacional y la Guardia Civil no estando éstas en condiciones de cumplir exitosamente su misión. Que nadie se escude en la ausencia de cooperación de los Mossos, porque eso estaba cantado.

Sin embargo, durante semanas y semanas nos dijo Rajoy que el referéndum catalán no tendría lugar. Por muy ilegal que éste haya sido y ausente de garantías democráticas, el hecho es que, según la Generalitat, acudió a votar un 42% del censo (una cifra que también invalida esta consulta). Si McClellan hubiera estado a su lado esas semanas, le hubiera dicho a Rajoy que actuaba temerariamente. Además, tampoco han ayudado a la causa española algunas imágenes de la actuación policial.  

Cuando hay rehenes en una oficina bancaria tomada por criminales hay que dialogar. Los catalanes que no quieren la independencia son los rehenes de sus políticos subversivos que incumplen la ley. Si no se parlamenta, a muchos rehenes les entra un síndrome de Estocolmo, como a tantos catalanes que hacen piña con los suyos independentistas aun estando en desacuerdo con ellos porque no se negocia o porque se asalta el banco poniendo en peligro su propia integridad. 

Rajoy lleva gobernando cinco años y medio durante los cuales ni siquiera intentó negociar una reforma de la Constitución a todas luces necesaria. Debía de contar con esa fuerza que no ha sabido aplicar. Evidentemente, los grandes culpables son los independentistas catalanes. Mas, Puigdemont, Junqueras, Forcadell y los fuenteovejunos de la CUP. Pero a Rajoy le ha tocado bailar con ellos. 

¿Qué va a hacer? ¿Cómo remediará esta crisis que parte España, incluida Cataluña, en pedazos y nos deja, también, a la deriva a los del Sur del Ebro amenazados, quizás, por discípulos de los independentistas catalanes?

El discurso de Felipe VI estuvo bien. Pidió la restauración del orden constitucional, una obligación del Presidente del Gobierno. ¿Va, Rajoy, a ampararse, ahora, en el Rey para restaurar ese orden constitucional? ¿Está en condiciones de hacerlo? ¿Volverá a ponerse en ridículo? ¿Intentará negociar ahora, tarde y mal? ¿Podrán, él y la oposición, hacer piña? ¿Será Rajoy capaz de liderar? Ya le avisaron hace años Rubalcaba y Durán i Lleida, entre otros, que esto ocurriría si no evitaba el choque de trenes. 

Algunos, como Podemos, los independentistas y los Comunes de Ada Colau, buscan una mediación internacional. Normal. No tienen sentido del Estado español. Otros pretenden una mediación eclesiástica. ¿Volvemos a la Edad Media? Todo muy bochornoso.

Rajoy puede llegar a ser el Presidente del Gobierno que perdió Cataluña. Si no lo arregla ya, debería marcharse. Antes, puede usar el fusible del Ministro del Interior, pero, en cualquier caso, tiene escaso tiempo delante suyo y ni siquiera sabemos si sabe lo que tiene que hacer. Debería acometer enseguida la reforma constitucional, sin perjuicio de que la Generalitat vuelva a la legalidad de una manera u otra. 

Los que se desesperan con nuestros políticos (no hay ahora verdaderos líderes), pueden consolarse observando a Trump en Las Vegas. “No es el momento de hablar de armas de fuego” dijo sin perjuicio de que al asesino de más de medio centenar de personas le encontraran más de medio centenar de armas largas y explosivos. ¡Eso sí, su partido ha RETRASADO el debate de una ley que legalizará los silenciadores para armas de fuego!…

En Puerto Rico, totalmente destrozada por un huracán y desatendida después por los EEUU, del que es un Estado Libre Asociado, Trump arrojó a los puertorriqueños, que considera vagos y pedigüeños, rollos de papel de cocina. Los Emperadores romanos al menos lanzaban monedas de oro a las muchedumbres hambrientas. Para rematar, tuiteó que había pasado un día fenomenal en Puerto Rico. 

Carlos Miranda es Embajador de España

Carlos Miranda

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