En estos tiempos de histerias colectivas y resurgimiento de nacionalismos decimonónicos, los internacionalistas, la clase obrera, seguimos alzando la voz aunque nuestro eco no esté en la agenda mediática de los poderes. Ayer fue 7 de octubre, Jornada Mundial por el Trabajo Decente, día de movilización y conmemoración internacionalista. Movilizaciones que, independientemente de su tamaño, se están llevando a cabo por todo el mundo convocadas por la Confederación Sindical Internacional (CSI). Y ahí, por supuesto, estamos las Comisiones Obreras.
Los datos de la CSI son impactantes: desde 2015, el 1 por ciento más rico, acumula más riqueza que el resto del planeta. El 71 por ciento de la población mundial afirma que los gobiernos deben impulsar el incremento de los salarios. El 80 por ciento de la población mundial cree que el salario mínimo de su país es demasiado bajo.
El lema que se ha escogido en este ocasión, coincidiendo con el décimo aniversario de la creación de esta jornada, ha sido: “Alto a la codicia corporativa. El mundo necesita un aumento de sueldo”. Algo que coincide plenamente con las exigencias que venimos realizando desde CCOO.
El trabajo siempre es digno, lo indecente son esas formas que convierten a la clase trabajadora en clase explotada, cuando no esclavizada. Y esa indecencia que implica desigualdad está muy presente en la Comunidad de Madrid, donde más del 20 por ciento de sus habitantes se encuentran en la pobreza.
La comunidad de Madrid, paradigma y laboratorio del neoliberalismo económico más ultra, es una región rica con pobres. Es el reino de la desigualdad y los desequilibrios. Uno de cada cuatro contratos que se formalizan son precarios, y de estos, la mitad tienen una temporalidad inferior a los 15 días.
Precariedad y temporalidad que provocan innumerables accidentes laborales. Las empresas contratan y subcontratan servicios externos y la siniestralidad se dispara en esta cadena de subcontrataciones. Un último eslabón que suelen ocupar personas jóvenes, tal como denuncia el Sindicato Joven de CCOO de Madrid.
Por ello, es necesario una ley que regule la subcontratación y que responsabilice a las empresas principales. Una ley que obligue a las administraciones públicas a controlar y prohibir la contratación de empresas sin convenio y que incumplan la ley de salud laboral.
Así pues, reivindicar trabajo decente yo no es reivindicar algo lejano. La indecencia, la muerte en el tajo y la explotación la padecemos cada día en nuestras ciudades.
A nadie se le escapa la relación directa entre salarios y pensiones; a nadie se le escapa que los pensionistas han sido el soporte fundamental de las familias durante la crisis que aún padecen tantas personas en Madrid y en España; a nadie se le escapa que sin trabajo decente, en el futuro, son inviables unas pensiones dignas. El ruido de banderas que padecemos en este país está ocultando lo importante. En el contexto de este 7 de octubre, los sindicatos de clase españoles estamos en marcha para defender esa dignidad.
No consiste en alarmar porque el derecho a la pensión está asegurado. Lo que el Partido Popular está haciendo saltar por los aires es la dignidad de las pensiones asegurando la miseria para el futuro. Un futuro ya inmediato en el que se ha condenado a una vergonzosa subida del 0,25 por ciento, con la seria amenaza de futuras rebajas de hasta un 40 ó 50 por ciento.
En este contexto de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, estamos en medio de una ofensiva, tanto de pensionistas como de futuros pensionistas. Desde el 30 de septiembre, cinco marchas provenientes de Andalucía, Asturias, Galicia, Cantabria y Valencia confluirán en Madrid el lunes 9 de octubre en la Puerta del Sol, a las 13:00 horas. Allí se llegará en manifestación desde la Glorieta de Atocha.
No perdamos la perspectiva de dónde están los problemas del futuro para la clase trabajadora. Contra la indecencia nos vemos en Madrid, en la Puerta del Sol.
Jaime Cedrún
Secretario general de CCOO de Madrid
Jaime Cedrún