En 1991, el año en que comenzó Desayuna con alegría, en España había 38,6 millones de personas. De esa cifra, 6,4 millones eran menores de nueve años, y otros tres millones tenían entre 9 y 14 años. Vamos, casi diez millones de personas han pensado, como mínimo, y alguna vez, como mínimo también, en los pechos de Leticia Sabater.
«Tengo a todos crecidos en mis pechos«. Así de clara, así de convencida se mostró la cantante en el Late Motiv de Andreu Buenafuente. Por mucho que sea este un programa 'de cachondeo', ella lo decía en serio, creyéndose lo que decía, imaginándose a esos diez millones de personas succionando, mamando o chupando directamente de sus pechos. La 'loba' de Roma queda por los suelos comparada con ella.
Quince años después de la 'era del destape', todos el mundo parecía estar pendientes no ya de las 'revistas guarras', ni de las películas 'X', ni tan siquiera de las 'S' o de los numeritos erótico-musicales de Susana Estrada. Todos malvivían soñando con las tetas-peras-domngas-ubres-busto-pezones de Leticia, la misma que por aquel entonces torturaba al personal al grito de «a mediodía, ¡alegría!«. Pues claro que sí, guapi, ¿no cantaban Los del Río lo de 'dale a tu cuerpo alegría…'? pues para alegría la tuya y… tus pechos, por supuesto. Los mismos que todavía hoy en día, 26 años después, sigues mostrando alegremente en los escenarios donde te marcas canciones como «toma, toma, toma pepinazo, y me lo como yo, yo, yo».
Por mucho que ese pechamen sea inmortal, que no esté sujeto a ninguna ley de la gravedad y que siga tan firme como antaño, lo que también permanece inalterable en la sociedad es el pensamiento de que esta chica es tonta, como ella misma sabe, «reconozco que mucha gente me llamaba tonta pero, no entendían que era un programa para niños y no para filósofos». «Me llamaba» no, Leti, te 'llaman' hija, te lo siguen llamando y te lo llamarán hasta que el fin de los días.
De eso no te salva ni ser la reina de 'la Salchipapa', otra letra que les ruego no se pierdan. Aquí va una pequeña muestra: 'Como bailamos la salchipapa tiki tiki tiki taka, taka, taka tiki tiki tiki taka, taka, taka». Se han quedado sin palabras, ¿a que sí? Y luego dicen que no cualquiera puede ser compositor en este país.
Claro que a la protagonista de la promo de la última entrega de 'Stranger Things' para Netflix poco le debe importar eso porque, como ella mismo dice, «mi filosofía de vida es 'vive y dejar vivir', o sea, quítate todos los tabúes. No sé como explicarte…a ver, es que yo me paso todo por el forro«. Mejor por las tetas Leti, mucho mejor.
Y si no que le pida ayuda a Donald Trump, al que dice conoció en un espectáculo de Marla Maples, «estábamos sentados juntos en primera fila y la verdad que, es un tío muy simpático. Pero ahora se le está yendo la pinza». ¿Sólo a él? Lo que no entiendo muy bien es que hace el presidente estadounidense con Melania. Además estaría orgulloso de la española porque, según ésta, «el mejor regalo que puede hacer una chica estadounidense a su novio es reconstruirse el himen». Si fuera la primera Dama y le hubiera hecho tamaño obsequio a estas alturas lo mismo le habría regalado Cataluña. Total, ¿qué diferencia hay entre Puigdemont y Leticia? Pues eso.
La mosca