No hay manera de quitárnosla de encima. Cuando no es por una cosa es por otra, pero ya se repite más que las morcillas malas (no las de Burgos, sí, quizás, las de Calella). No, no estoy hablando de mi amiga Leticia Sabater sino de Alba Carrillo, esa mujer que más que por su labor profesional pasará a la historia del medio televisivo como otra del club de 'la ex de'.
Este fin de semana estuvo en el Sábado Deluxe de Telecinco, donde parecen quererla más que Puigdemont y Junqueras juntos a la República de Cataluña, y allí volvió a convertirse en protagonista de la velada, tanto por su numerito 'lastimero' como por sus salidas de tiesto y hasta por los comentarios aún no escuchados sobre su vida sexual. Sí, aunque parezca mentira, todavía quedaba alguno no revelado.
La Carrillo, que ha dejado en el anonimato más absoluto a Don Santiago, el otro famoso de Paracuellos del Jarama, con permiso de Belén Esteban, se sentó esta vez con su madre (si no conociéramos su parentesco empezaría a elucubrar sobre la relación lésbica entre ambas, por aquello de estar todo el día juntas), Lucía Pariente, para entrevistarse mutuamente, y no para hablar, como el resto de los españoles, sobre el independentismo catalán.
Como si de dos tertulianas de Sálvame se tratase, madre e hija comenzaron con una ronda de preguntas y respuestas incómodas referidas a la vida personal de Alba, y ésta terminó recriminándole a su progenitora que “he necesitado tu apoyo y no lo he tenido”. A partir de ahí el numerito de siempre, que si abandono el plató, que si empiezo con mis lágrimas de cocodrilo, que si la dejaran tranquila para que reflexionase…
Eso sí, como desveló María Patiño, la ex de Feliciano López y de Fonsi Nieto no se estuvo callada y así, como la que no quiere la cosa, dejó caer que todos los del plató eran «gentuza». Y todo, según la colaboradora, porque la modelo no aguantaba la presencia en el mismo de Diego Arrabal, el periodista al que la modelo había intentado atacar previamente llamándolo Pluto. Si supiera que él, además de haberla criticado en tema relacionados con sus exparejas y la custodia de su hijo, la llama a ella 'Pluta', pero sin la 'l' de por medio, más que salir del plató habría cerrado el mismo con diez candados y ríete tú del incendio de Roma.
Por supuesto, y aunque se vendió a la audiencia que se había marchado 'voluntariamente', la solución fue el adiós del citado Arrabal, que se tuvo que ir a casa antes de tiempo para que el 'espectáculo', como cantaba Queen ('The show must go on'), pudiera continuar. La fuga de Diego la resumió la colaboradora Gema López con pocas palabras, “al final gana Alba”.
Y es que, como ha ocurrido otras veces en diferentes platós, o como sucedió cuando tuvieron que meterla sí o sí en Hable con ellas, o cuando quiso irse de Supervivientes y le permitieron que estuviera un fin de semana en un hotel hondureño recuperándose, o cuando en el mismo reality no hacía pruebas porque le dolía vaya usted a saber qué, o cuando… Alba parece tener más estrella en esa casa que la que da nombre al famoso lucero.
Con el beneplácito de Jorge Javier y compañía, la chica pudo así cómo decía que en materia de sexo «en su día la preguntaba, cuando era más joven; ahora enseño a mi madre», o que había practicado el acto esa misma mañana, «¿no me ves qué bien la piel?», o que la primera vez que lo hizo fue «un chasco. Siempre la primera vez no te enteras, es un desastre, ¿no?», o que ahora ya era toda una experta en artes amatorias, «a medida que vas haciendo las cosas las vas haciendo mejor». Y 'Pluto' en su casa, sin poder responder a 'Pluta'. O como quiera que la llame.
La mosca