domingo, noviembre 24, 2024
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TRUMPILANDIA NUCLEAR

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Mientras Puigdemont maquina como surgir espontáneamente en su finca del Parlament, pasan otras cosas. Una de ellas en el ámbito de la disuasión nuclear. Constatados los terribles destrozos del arma nuclear estadounidense en Hiroshima y Nagasaki y teniendo en cuenta su adquisición por Rusia, China, Francia, Reino Unido, India, Pakistán, Israel y, ahora,Corea del Norte, se establecieron dos estrategias políticas: la No Proliferación y la Disuasión Nuclear.

El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), ratificado por 190 países, ha sido bastante exitoso a este efecto. Algún que otro país logró sortearlo, ciertamente, pero se ha evitado que muchos más desarrollaran armas nucleares y se han revertido algunos programas
como el sudafricano y el iraní. Esperemos que Trump no lo fastidie imprudentemente en este último caso. No obstante, el TNP tiene incumplimientos por parte de las cinco potencias nucleares reconocidas (las del Consejo de Seguridad) que lo ponen en vilo cíclicamente.

En materia de disuasión nuclear, el magnate es peligroso. El secreto de la misma no consiste en amenazar con bombardear a cualquiera o en presumir de tener más bombas, sino, esencialmente, en impedir que otro emplee armas nucleares porque el precio sería su propia destrucción.

Mientras la disuasión esté envuelta en suficiente incertidumbre el adversario tenderá a no emplear sus armas nucleares. Si, en cambio, llega a la convicción de que su oponente no puede reaccionar o va a atacarle con toda seguridad, podría tener la tentación de jugársela.
Especialmente, si tiene pocas armas a su disposición no pudiendo estas sobrevivir un ataque del enemigo. “Use it or loose it” (úsalo o piérdelo), es una máxima que puede venir al caso.

EEUU y Rusia tienen unos arsenales nucleares suficientemente amplios como paradisuadirse recíprocamente de un primer ataque del otro puesto que siempre estarían en condiciones de devolver una primera andanada enemiga. Corea del Norte debiera estar al tanto de estas cosas, lo que puede disuadirla de un empleo nuclear por mucho que amenace. Si, en cambio, los norcoreanos estuviesen convencidos de un inminente ataque nuclear norteamericano, su única oportunidad de hacer uso de su limitado arsenal nuclear sería empleándolo enseguida.

Trump es imprudente, faltón, impulsivo, fanfarrón, lo que hiela la sangre cuando vemos que su interpretación de la disuasión es afirmar que su “botón rojo” es más grande. Con él y con Kim Jung-un ha llegado, además, la dimensión tuitera al ámbito nuclear y con sus
personalidades egocéntricas la película de terror está servida. Fue un clima de crisis descontrolada entre Pionyang y Washington el que propició hace días que el anuncio erróneo por un meteorólogo de que unos misiles balísticos se dirigían a Hawái provocara espanto y pánico.

Por otra parte, la nueva estrategia de defensa estadounidense vuelve a situar a Rusia y China, que quieren hegemonizar sus entornos geográficos, entre sus principales prioridades sin olvidar el terrorismo, Irán y Corea del Norte. Washington no quiere que los rearmes nucleares y convencionales de Moscú y Beijing puedan reducir su preeminencia militar.

El Papa desea la supresión de las armas nucleares. Lógico por su parte. En la Unión Europea Suecia, Irlanda y Austria piden lo mismo al tiempo que apoyan una autonomía estratégica europea que no podrá serlo si en defensa la UE no dispone de su propia disuasión
nuclear,
teniéndose en cuenta, además, que Europa está protegida por la OTAN que tiene recursos nucleares. Serias incoherencias por resolver…

Lo único que proporciona algún sosiego es que las dos Coreas han acordado la participación norcoreana en los juegos olímpicos de invierno en Corea del Sur, al tiempo que reabrirán entre sus dos capitales una línea de comunicación militar cerrada hace dos años.

Carlos Miranda

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