sábado, noviembre 23, 2024
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¿Por qué una cobarde huida nos interesa más que una matanza en Siria?

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Cosas de balneario; que sí, que andará revuelto, pero es una burbuja postmaterialista donde lo ajeno resulta extraño. En nuestro acomodado estanque cabe Trump, un cuadro censurado, una cobarde huida al paraíso del capitalismo o incluso preocuparnos por diecisiete niños y niñas de los nuestros asesinados en Florida. Eso es lo que importa.

Pero aquí, el redactor jefe de este medio se pregunta por qué 194 personas asesinadas en 40 horas, en el día más sangriento de la guerra civil que asola Siria, no han sido noticia en casi ninguna parte.

Tenemos sobradas razones de preocupación para llevar a nuestra portada: el asunto catalán, los premiados de la Gürtel. el problema de la energía, el fin de ETA, las concentraciones de jubilados…han ocupado espacio en nuestras aperturas.

No deberíamos engañarnos a nosotros mismos: los silencios nos hacen cómplices de las matanzas. Ustedes no hacen «click» en la muerte horrible de una lejana guerra y el puñetero algoritmo y  los publicistas se quedan con los periódicos. 

Hay una razón por la que la matanza en Ghouta, un distrito de Damasco bombardeado sin piedad por el gobierno Sirio, no ocupe espacio en esta y en otras páginas; una razón muy querida por los empresarios editores: Ustedes no hacen “click” en este tipo de noticias.

No; no desplazo la responsabilidad. Quienes escribimos no tenemos en este asunto ninguna superioridad moral. Mañana, tras esta ráfaga de arrepentimiento, este redactor jefe volverá a la rutina de llenar un periódico con aquello que a Ustedes les gusta leer y alimenta a los publicistas que se adueñan de los periódicos. 

Esta columna vale lo mismo que la habitual queja de un noruego indignado e, incluso, algunos de los que deberían alertarnos sobre lo que ocurre se tienen que dedicar a mirar el ombligo de sus comportamientos indecentes. 

Desde la guerra de Irak en 2003, sabemos que el intervencionismo humanitario ha desaparecido de la agenda. Encerrados en nuestro balneario hemos permitido que regímenes de todo tipo asesinen a su gente. Las matanzas que no ocurren en las puertas de nuestra casa se han hecho invisibles. Primaveras y contraprimaveras, financiados aquí y acuyá por unos y por otros han llenado de muerte el mundo, mientras el balneario europeo miraba a un lado

En realidad nadie ha querido acabar con la guerra civil siria que dura siete años y ha acabado con varios cientos de miles de personas. Naturalmente, nos incomoda el asunto este de los refugiados, faltaría más, causa de todos los males del henchido continente, dicen los populistas al uso.

Un país lleno de mercenarios, pagados por los americanos, los rusos y los turcos, y a veces pagando a los dos bandos – que le pregunten al FBI y a la CIA-, lleno de dirigentes venales y ejércitos de asesinos se derrumba muerto a muerto sin que nadie diga nada. No tengan duda: alguien se lavará la conciencia lanzando un misil en algún desierto  para que todo siga igual.

Esta lejos, es invisible. No deberíamos engañarnos a nosotros mismos: los silencios siempre ayudan a los genocidas y nos hacen cómplices de las matanzas.

El Assad y su ejército saben que el mundo no mira. Diecisiete chicos norteamericanos ocupan a Trump, qué es eso comparado con doscientos sirios y sirias, muchos niños, desarmados muertos.

Hoy, aprovechando este ramalazo de indignación, y que aquí no hay nadie para llevarle la contraria al redactor jefe, este periódico abrirá con la situación en Ghouta, Damasco. No se preocupen, ya mañana les contamos la tormenta de nuestro estanque.

Anna Gabriel nos insulta presumiendo de ser Pasionaria y Santiago Sierra vende un cuadro que nunca hubiera vendido. Eso si que es noticia fundamental que contaremos mañana y no esas guerras incivilizadas de pueblos incivilizados, faltaría más.

Juan B. Berga

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