Roger Torrent es el Presidente del Parlamento autonómico catalán, pero lo desprestigia con una sesgada interpretación de su papel institucional. No está claro a quién sirve, si a Puigdemont, su ex-Presidente autonómico, a Junqueras, su ex-Vicepresidente autonómico y jefe de partido, o a sí mismo.
Desde su elección en enero a la presidencia del Legislativo autonómico ha denigrado la legalidad constitucional y propuesto a tres imposibles para la presidencia de la Autonomía. Un fugitivo, Carles Puigdemont, un preso, Jordi Sánchez, y un futuro inhabilitado, Jordi Turull. Todos procesados ahora. Por rebelión, por desobediencia, por violar la Constitución y, lo más denigrante, por malversación de fondos públicos, en definitiva, una forma de robar.
Los separatistas no quieren gobernar en beneficio de todos los ciudadanos en Cataluña. Su objetivo solo es el de satisfacer sus propios egos tomando como rehenes a los que han encandilado con mentiras, ignorando a los demás catalanes y desmereciendo todo lo español.
Vergüenza dan. Vergüenza debiera darles. Prefieren, sin embargo, seguir tocando música discordante. ¿Cómo puede levantarse el 155 en estas condiciones? De todos modos, su aplicación “light” deja intactos los instrumentos secesionistas, TV3 entre otros. Los separatistas no quieren volver a la normalidad. Su aspiración inmediata es seguir echando su pulso al Estado de Derecho fingiendo ser víctimas de España.
El Reino Unido, un país bastante democrático, suspendió varias veces el autogobierno en Irlanda del Norte. No hay que tener complejos, ni siquiera cuando “The Times” duda de la democracia española con un editorial titulado: “Spain again”. Bonito pareado, quizás inspirado en “My Fair Lady”, pero en Londres no pueden tirar ninguna piedra.
En su bananismo, propio de un país bananero, y tras dos meses de dar largas con propuestas imposibles para favorecer victimismos, Torrent convocó urgentemente un pleno de investidura para el jueves 22 de marzo con la intención de que al día siguiente compareciera su candidato, Jordi Turull, ante el Juez Llarena habiendo ya sido investido “President”. Falló la maniobra por la abstención de la antisistema CUP, esa que siempre condiciona al separatismo burgués.
Al no conseguir Turull la investidura el 22 de marzo, ha empezado a correr el plazo de dos meses para la eventual convocatoria de nuevas elecciones salvo que aparezca un mirlo blanco: un “President” que se comprometa con la Autonomía, con la Constitución, con España y con los que viven y trabajan en Cataluña.
Artur Mas, uno de los principales pirómanos secesionistas, pide, en cambio, un mirlo catalanista, aunque libre de causas judiciales para dar el pego, como hasta ahora, y seguir trabajando soterradamente por la independencia. ¿Puigdemont lo aceptará? Por ahora espera en la cárcel la decisión del Juez alemán. Entre los presupuestos de 2018 por aprobar y el requisito del PNV de levantar el 155 para votarlos favorablemente, esperan algunos que los secesionistas acaben haciéndole caso a Mas.
Sin embargo, por ahora, solo buscan el follón, el lío, su razón de ser con la deslealtad. Torrent se ha erigido en el símbolo de los separatistas haciendo de su presidencia institucional una plataforma partidista. Inés Arrimadas se lo dijo valientemente a la cara y pidió su dimisión. PSC (Iceta) y Cataluña en Común (Doménech) se abstuvieron. Ellos sabrán y queda anotado. Hay que dialogar, sin duda, pero dentro del marco constitucional. Reagan decía “it takes two to tango” cuando negociaba con Gorbachov. Los separatistas solo quieren bailar entre ellos.
Carlos Miranda es Embajador de Españ
Carlos Miranda