Ya le gustaría al mismísimo Torrente tener el ‘don’ del maestro Joao, el vidente que ve el futuro de las mujeres (también de los hombres, pero estos no le interesarían al ‘apatrullador’ de la ciudad) en sus culos y sus tetas. Como diría un humano castizo, «se está poniendo morao en la isla». Mi papi diría, «qué jeta tiene ese tío».
Lo cierto es que a lo tonto, como el que no quiere la cosa, parece haber comido el cerebro de sus compañeros de isla, si es que, después de ver sus pruebas culturales, a alguno le funciona todavía algo el mismo, y todos parecen haber caídos en sus redes. Todas, como la aldea gala de Astérix, menos una, la diseñadora Saray Montoya, la mujer que si hubiera equidad en ese programa ya tendría que estar de vuelta en España, que ya le dejó claro que «a mí el culo solo me lo lee mi marido, lo siento». ¿De verdad alguien más querría hacerlo?
No opinaron lo mismo Logan, el ‘tarzán’ de Sofía, la ex Miss España María Jesús Ruiz y la modelo argentina Romina Malaspina, a las que parece que aquella experiencia, en la que les dijo cuántos hijos iban a tener y cómo iba a ser su vida, les maravilló, como demuestra el hecho de que ahora también hayan sido ellas las que han accedido a que el ‘gran maestro’ les lea los pezones, previa exhibición de los mismos al susodicho.
Joao no debió quedar satisfecho de ver y tocar los culos de las mozas y ahora ha descubierto una nueva técnica de videncia, a través de los pechos de sus compañeras. La argentina fue la primera en quitarse el bikini en la playa, definiéndole incluso cómo eran sus pezones, «los tengo rositas y pequeños».
Más de uno se habría lanzado sobre los mismos (¿verdad Torrente?), pero él, muy profesional, dio muestras de su temple y prefirió que la brisa marina hiciera efecto en ellos, «hay que esperar a que se pongan más tiesitos». Sobre todo porque de haberlo intentado hacer él a estas horas estaría en alguna comisaría hondureña a la espera de su extradición a España, que seguro que habría llegado mucho antes que la de Puigdemont.
Una vez que estaban como él quería, empezó con su diagnóstico: «Este está más curvado hacia abajo, y este más hacia arriba. Esto significa que has tenido una vida de niña muy diferente a la que tienes hoy. Tienes mucho cariño a tu madre, pero te ha marcado mucho tu padre». La chica, aparentemente sorprendida, le dijo que lo había acertado todo, y él, ya crecido, como buen vidente, terminó pronosticando que «veo una relación brutal y buena con alguien que ya has conocido». ¿Brutal? ¿Buena? ¿Su letra preferida es la ‘b’ y sólo se le vinieron a la mente esas dos palabras?
Viendo las maravillas que le había dicho a su compañera, María Jesús también se animó a presentarle a sus pezones, y él no tardó en darles su veredicto: «Los tuyos, como no están redondos del todo, significa que tu maternidad no está completada. Volverás a ser madre» (algo no muy difícil de pronosticar teniendo en cuenta que tuvo a su primera hija hace ya tres años). También le precisó que había visto «una gran relación con tu madre, aunque de amor y guerra», y le adelantó que volvería a casarse y tendría un gran futuro en el reality.
Dada la generosidad de las chicas, al maestro no le quedó otra que terminar alabando lo que acababa de contemplar con sus ojitos, «por cierto, unos pezones, cuatro en concreto, divinos, maravillosos», quizás por si, después de ver tan cerca su culo y sus tetas, se animaban en el futuro a mostrarle alguna otra parte de su anatomía, que seguro él sabría leer perfectamente.
Con tan ‘acertados’ pronósticos una no sabe cómo en las redes tiene tan mala fama por sus meteduras de pata. Lo que sí es cierto es que como vidente, al menos en la isla, está disfrutando mucho más que cuando, con anterioridad, era peluquero, camarero y artista en espectáculos de transformismo. Y no sólo por la ‘pasta gansa’ que se está llevando por hacer de adivino en Honduras, mucho más cuantiosa que lo que obtiene por ser colaborador de Cazamariposas o de su propio canal en YouTube. Con la vista también se puede disfrutar, sobre todo si las ‘visiones’ son gratuitas.
La mosca