Del 7 al 10 de junio se celebra en Turín (Italia) la 66 reunión del club Bilderberg. Creado en 1954 para fomentar la unión entre Estados Unidos y Europa Occidental y para frenar a la Unión Soviética, Henry Kissinger es el único miembro fundador que sigue asistiendo a sus reuniones, tras la muerte de David Rockefeller, el multimillonario norteamericano que pagó los gastos de la primera reunión. Bilderberg es un club formado por la élite mundial de Estados Unidos y Europa, del que forman parte empresarios, banqueros, monarcas, políticos y personalidades de la universidad, el periodismo, la diplomacia, la industria, la justicia, la banca, el ejército y el espionaje, así como fundaciones y organismos internacionales llegados de Europa occidental y EEUU.
Henri de Castries, presidente de la aseguradora Axa desde el año 2000 dirigirá los debates en esta reunión, y entre los 128 participantes se encuentran los CEOs de empresas como Google, Deutsche Bank, Vodafone, Schell, Antwerp, Chrysler, Zirbus, Ryanair, Linkedin, Lazard, y otras, miembros de medios de comunicación como The Washington Post, The Economist oThe Wall Street Journal, y plataformas formativas, universidades y ONGs como Harvard, Stanford, Cambridge, London School of Economics, el Bank of Israel, Cruz Roja y Unesco.
Sobre este club se ha escrito mucho. Algunos lo llaman el Gobierno en la sombra y el secretismo de sus debates alienta todo tipo de especulaciones. Los datos conocidos parecen evidenciar que se trata de un foro de debate y reflexión, donde no se producen acuerdos sobre estrategias empresariales o políticas que afecten al gobierno de los órganos internacionales o gobiernos nacionales, pero hay teorías conspiranoicas, libros y experimentados periodistas que le atribuyen un poder que no parece acreditarse sobre hechos objetivos. Más bien parece que se reúnen una vez al año para intercambiar conocimientos y opiniones pero sin ninguna capacidad para decidir ni el cambio de un secretario de Estado en ninguno de sus países, estén o no representados en estas reuniones.
A pesar del secretismo en que llevan a cabo sus debates, lo cierto es que desde hace algunos años se informa de los asuntos que tratan y de algunos de los asistentes. El año 2015 se filtró que en la reunión de este club se valoró a Pedro Sánchez como futuro líder político y se planteó invitarlo a una reunión; El líder socialista despreció al club y ni respondió a su llamada, y no parece que le haya ido mal.
A la reunión de este año asisten 128 invitados de 23 países, que debatirán sobre distintos asuntos de interés que se han hecho públicos: Inteligencia Artificial, el auge del populismo en Europa, los tratados de libre comercio, el liderazgo mundial de EEUU, el futuro del mercado laboral, la computación cuántica en Rusia, el mundo de la posverdad, las relaciones y conflictos entre Arabia Saudí e Irán, y el desafío de la desigualdad. Debates sin duda interesantes para el futuro de la humanidad en el que destaca el análisis de los avances de la computación cuántica en Rusia, pues parece volver al viejo esquema de trincheras entre bloques en el que Rusia ocupa el lugar de la extinta Unión Soviética.
A la reunión que se está celebrando asisten cuatro españoles: Ana Patricia Botín (miembro del Comité de dirección); Juan Luís Cebrián, periodista de PRISA; Soraya Sáenz de Santamaría (que acude por cuarta vez), y Albert Rivera (segunda asistencia). Si analizamos la delegación española, hay dos que fueron importantes y ya son menos, uno que es una posibilidad de obtener responsabilidades políticas aun por concretar, y la presidenta de un banco poderoso con capacidad para intentar influir en el Gobierno de su país, pero sin ninguna garantía de que dicha influencia se concrete en alguna medida concreta que pueda variar el rumbo del futuro de la nación.
En el pasado otros españoles destacados del mundo político y empresarial han asistido a estas reuniones. Se conoce la asistencia de la reina Sofía (ha asistido en numerosas ocasiones pero ya no está invitada a la reunión de Turín), José Manuel Entrecanales (Acciona), Juan María Nin (ex CaixaBank), Joaquín Almunia (en su condición de comisario europeo), Esperanza Aguirre, Jaime Carvajal Urquijo (financiero, amigo de juventud del rey emérito), Javier Solana, Rodrigo Rato, Juan Antonio Yáñez, Jordi Pujol, Pedro Solbes, Manuel Fraga, Aznar, María Dolores de Cospedal, Luis de Guindos, José Manuel García-Margallo, Narcís Serra y Bernardino León. Consta que la presidenta del banco Santander Ana Botín había invitado para esta reunión a Pablo Casado (dirigente del PP) pero finalmente se ha caído de la lista de asistentes, quizás debido a las noticias aparecidas sobre posibles irregularidades en la obtención de su máster y convalidaciones múltiples con aprobación express de su titulación académica.
En lo que se refiere a España, consta que en la reunión de 1968 se debatió sobre el futuro de España y el relevo del dictador. Se debatió bajo el epígrafe “las posibilidades de seleccionar a Juan Carlos de Borbón como sucesor del Generalísimo Francisco Franco”. Se debatió sobre un documento elaborado por el ex subsecretario de Estados Unidos George Ball y se concluye por el grupo de trabajo en insistir a Franco en la capacitación del príncipe para convertirse en futuro rey y heredero. Un año después, en 1969, Franco proclamó oficialmente sucesor a Juan Carlos sin que conste que el debate de Bilderberg tuvo nada que ver con la decisión del dictador, que según el conocimiento de la época parece que ya apuntaba en ese camino desde mucho antes.
Consta en documentos desclasificados de la NSA y la CIA, según el libro Los planes del Club Bilderberg para España, de Cristina Martín Jiménez, periodista especialista en Bilderber, que en 1975 el rey envió un emisario fuera del cauce diplomático a solicitar apoyo a Henry Kissinger para su acceso a la jefatura del Estado español. Consta que el rey Juan Carlos envió emisarios a otros muchos políticos antes y después de su acceso a la jefatura del Estado, sin que se conozca si alguno de ellos tuvo alguna o ninguna participación en el desarrollo de los acontecimientos. Y nadie sabe si algún día se sabrá.
José Manuel Sánchez Fornet