Ha dicho Pablo Casado que quiere representar a “la España de los balcones” pero ¿qué significa exactamente eso?
Recuerde Pablo Casado que hay balcones más allá del barrio de Salamanca y que en esos balcones suele haber plantas de marihuana en maceta, infectos aparatos de aire acondicionado, bicicletas que no caben en el piso, absurdos maniquíes que a cierta gente le gusta tener tomando el fresco, geranios, cactus, tomateras y canarios piando en sus jaulas.
Y si de banderas se trata, en Lavapiés lo mismo te encuentras la de España pintada de morado por abajo que una de Senegal.
Últimamente los balcones madrileños (sobre todo en el distrito centro) son adornados por los turistas con toallas multicolores que ponen a secar como si esto fuera Gandía y avizoráramos la playa por algún lado.
Me da la impresión de que Pablo Casado se dirige a un público demasiado reducido si lo que pretende es gobernar España algún día. No hagamos estadística con nuestras amistades y miremos más allá de nuestro bloque de viviendas.
Hay muchos españoles que colocaron (con ostentación) la bandera española para protestar contra las pretensiones del secesionismo.
Resulta vistoso pero no sé si España se construye sólo con esos balcones.
España es también el balcón sin enseña alguna donde se sienta el viejo a echar su cigarrito de media tarde y los balcones que dan a la autopista donde tienden la ropa los pobres.
O el balcón donde se besan (felices) dos estudiantes a la luz de una farola.
Hay, claro, balcones al que se asoman las marquesas durante el cóctel y los balcones de Las Tablas, San Chinarro y Monte Carmelo que ven en Albert Rivera a uno de sus iguales.
De todo hay en la viña del Señor así que lo de ir raudo a por los votos de VOX (tal y como ha señalado el propio Pablo Casado) es un camino de muy corta distancia porque, de momento, la encuesta más generosa da a los de Santi Abascal un par de escaños (y hay que creerse las encuestas, que ayer dibujaban mayoría naranja y hoy colocan al PSOE devorando a sus adversarios).
Prestaremos atención porque cada día tiene su afán y lo mismo mañana Pablo Casado decide bajarse de los balcones con banderas y regresar a la senda centrista.
Ojalá sea así ya que, sospechas sobre su máster aparte (que esa es otra), a mí hasta me cae bien. Como dice mi amigo Edu, contradicciones tenemos todos.
Daniel Serrano