“Otro capítulo más y me voy a dormir” ¿Te suena, verdad? Es lo mismo que decimos todos los que en algún momento nos hemos enganchado con alguna serie, en algunas de las más famosas plataformas de contenido digital. Es muy fácil caer en la tentación.
Ciertamente, la tecnología ha desarrollado muchas maravillas para mantenernos conectados, pero paradójicamente, esto ha ido en detrimento de nuestras comunicaciones personales y del tiempo que invertimos en nosotros.
Como les he comentado en otras ocasiones, es importante que mantengamos un equilibrio en nuestras vidas. Es muy fácil hacerlo con la ley del 80-20: el primer porcentaje iría en nuestra inversión personal, mientras que el resto sería destinado al placer y diversión.
Puedo contarles, como confesión personal, que durante un tiempo estuve fuertemente enganchado a las series por suscripción. Mientras más las consumía, más y más tiempo valioso les dedicaba, hasta que me di cuenta que esta conducta estaba afectando mi energía diaria. Estaba más cansado en el trabajo, debido a que me acostaba tarde.
Según un reporte publicado en 2016 por Nielsen, un adulto promedio en Estados Unidos pasa al menos 5 horas al día, unas 35 horas a la semana, viendo televisión. Esto increíblemente, bien podría ser el total de un trabajo a tiempo completo.
Al darme cuenta del daño que ese mal hábito me estaba ocasionando, decidí crear uno nuevo, en el que leer y descansar fueran mi prioridad.
Como comenté al comienzo del artículo, este tipo de actividades solo hacen que nuestras comunicaciones personales se vayan debilitando, ya que en vez de compartir con nuestros amigos y seres queridos, estamos embobados frente a una pantalla. Claro que puedes compartir con tu familia mientras ven algún partido de fútbol o una buena película ocasionalmente, pero en definitiva, no debe ser la única alternativa.
No solo eso. El televisor también nos desvía de nuestros objetivos ¿Cómo vamos a lograr nuestros proyectos personales, si no les dedicamos lo que debemos? Lo mejor sería que limitáramos considerablemente el tiempo que estamos viendo series o en nuestras redes sociales, y lo invirtiéramos en algo más productivo, como nuestras metas; el desarrollo de nuevas habilidades; estudiar; aprender un nuevo idioma; etc.
¿Recuerdas que cuando eras un niño, tu mamá te decía que no vieras tanta televisión? Pues sí, tu madre tenía razón. El estar muchas horas al día sentado haciendo nada puede deteriorar no solo tu estado físico, sino mental. Entre las enfermedades que se cuentan como consecuencia directa de ello están el sobrepeso, la diabetes, hipertensión, depresión e incluso conlleva a un debilitamiento de las funciones mentales.
Lo mejor que podemos hacer en pro de nuestra salud es tomar esas cinco horas al día, y dividirlas en diferentes actividades que incluyan no solo rutinas de ejercicios, sino también aquellas que alimentan nuestro intelecto, como la lectura. Si no sabes por dónde empezar a leer, te dejo estas recomendaciones. Recuerda que el cerebro también necesita ejercitarse.
Por último, no olvides sumar un pequeño espacio de ese tiempo para meditar y conocerte más a ti mismo.
¡Desechemos de nuestra vida todo hábito que nos haga daño!
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Ismael Cala