lunes, noviembre 25, 2024
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¿Si Pablo Casado se hubiera dejado bigote habría ganado ya en primera vuelta?

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¿Si Pablo Casado, tan joven y tan viejo como los Rolling Stones pero menos pegadizo, se hubiera dejado bigote habría ganado ya en primera vuelta?

 Tiene uno la sensación, al escuchar su discurso ganador ultraconservador puro de oliva con olor a oblea y bandera nacional en Capitanía (un discurso encendido pero frío como un resol tardío en el que sólo le faltó volver a citar otra vez a LLuis Compayns a lo bestia igual que un turista japonés en un tablao diciendo olé a destiempo) de que don Pablo Casado, ese old boy espigado con cierto aire de monaguillo distinguido, el nuevo/viejo producto político como confeccionado por ese fracaso de la filosofía y la psicología que es el marketing, combinación de discurso carca y acné posmoderno semejante a un alevín carlista con vaqueros rotos, e-phone y chistera, es, con perdón, una suerte de cruce en probeta de José María Aznar e Inés Arrimadas… Asombrosa ecuación biológico-ideológica…

 Lo mismo sí que es una novela realista el Frankenstein de Mary Shelley.

 Y es que primero el ordenador-frankenstein de los dioses políticos del marketing crearon un líder de centro derecha de diseño con esculpido cuerpazo de efebo griego del waterpolo, don Albert Rivera. Y ahora, repitiéndose un poco (porque el manual de marketing dice que cuando un anuncio funciona hay que repetirlo), van y crean otro líder igual de joven, igual de posmoderno, con idéntica sonrisa de iluminista de cine o de sobrino de diácono, pero más de derechas (su currículum académico es como esos decorados que pretenden ser China y sólo engañan a los que no han estado nunca en China, pero eso qué más da)….

Así las cosas, ¿quiere tan joven y posmoderna elección del PP decirnos que el futuro será todo aquello que consiga que Manuel Fraga baile en su tumba como con música de Abba?

No lo sabemos.

Sólo sabemos a ciencia cierta que, una vez que resultó fallida la primera operación rejuvenecimiento del Partido Popular (el Pequeño Nicolás), los dos PPs, como si fueran un correlato escorado de las dos Españas, se acaban de batir en duelo a primera sangre, que no a muerte, y ha ganado el candidato que mejor domina el pasado perfecto: el candidato con discurso sin densidad de contenido futuro salvo, según nos dice él mismo desde el pódium con el sol del triunfo bullendo en sus ojos, un “volvamos de vez en vez al pasado para que todo siga como está”. Qué viejuno este joven. Y qué jóvenes los Rollings Stones… Oh, yeah… En fin.

  

 

   Luis Artigue

   www.luisartigue.org

   www.dondesiempreesmedianoche.com

Luis Artigue

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