sábado, noviembre 23, 2024
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¿El Rey don Juan Carlos es inviolable o más bien tiene el sí fácil?

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En este septiembre aún con luz de increíble belleza en el que se nos enlaguna el tiempo mientras en las ventanas, y en las pupilas, se entrecruzan las nostalgias con los nuevos comienzos, volvemos a la actualidad política de las Españas, siempre fascinantemente hortera, siempre nueva y re-escribible con prosa a borbotones, como quien abre al azar el libro de Diego Medrano Historia golfa de las monarquías hispánicas… 

Sí, señoras y señores del jurado, la cosa opinable del hoy tiene que ver con el Rey Pasmado, como lo sobrellamó don Gonzalo Torrente Ballester sin saber entonces que se refería a don Juan Carlos de Borbón y tal y tal.

Y es que la gran pregunta que flota en el ambiente de la comedia humana de la actualidad es esta: 

a) ¿El Rey don Juan Carlos es inviolable o más bien, como movidos por el despecho y el chantaje nos aseguran al unísono Corina y Villarejo, tiene el sí fácil y el orgasmo todavía más fácil igual que Cecilia Roth en esa obra maestra del cine español que es Martín H?

Por debajo de esa pregunta flota otra aún más elaborada en el ambiente de la comedia bufa de la actualidad:

b) ¿García Castaño y Villarejo, los PP Gotera y Otilio de la parte más emponzoñada de nuestra vida pública, los extorsionadores metidos ahora también a distorsionadores, son quienes para glosarnos los desmanes de nuestra monarquía mostrenca –con el evidente objetivo de intentar hacer tambalear el actual sistema político de España y/o avivar a lo tonto y a lo bobo el espíritu republicano neo-constituyente-, o más bien ellos tienen menos encanto informativo que una alarma de coche, y menos legitimidad moral que una trotamundos de alterne en una iglesia?

Ahora que Podemos ha puesto de moda la palabra “confluencias”, sorprende la confluencia de Corina, Villarejo y García Castaño, la extrema izquierda y el independentismo: todos de la nano como bailarinas de can can contra don Juan Carlos acusándole al unísono de lo ya sabido, de borbonear mucho entre bambalinas, esto es, de trabajar para acrecentar la historia golfa de las monarquías hispánicas… ¡Qué extraños compañeros de cama hace la política! ¡Qué curioso es todo!

Pero no solo eso: también ahora está de moda hablar periorativamente de la Transición post-dictadura como si no hubiera sido una negociación política que no se había dado en la historia de este país acaso nunca, y que trajo un tiempo de innegable paz y bonanza. Sin embargo creemos que tal debate está viciado, y que de hecho se habla ahora mal de la Transición no tanto por la Transición misma, como por tratar de incentivar un proceso constituyente que beneficie a las comunidades periféricas… 

Así las cosas, nos surge una nueva pregunta:

c) ¿Y sacar al debate político precisamente ahora lo de la consabida corrupción monetaria y sexual de don Juan Carlos de Borbón y tal y tal no tiene que ver con lo mismo; con procurar que se tambalee la monarquía y se avive así un nuevo proceso constituyente a ver si esta vez nos sale más confederalista para mayor beneficio de los reyes de taifas?

En efecto seguir la novela por entregas de la actualidad, amén de ser muy entretenido, tiene mucho que ver con fijarse en como intentan manipularnos mediante los debates que interesadamente algunos nos suscitan. 

Ahora que en este fin de verano palidecen las yeguas y son ya solo nostalgia las hogueras de luz, ahora que la política y la actualidad periodística repleta de subtramas siguen novelando la oscuridad y forjándonos como a una espada, propongo, para acabar este artículo lírico-irónico, una nueva pregunta de psicoanálisis público –como diría Agustín García Calvo con el pañuelo a su manera rojo enroscado en el cuello-:

d) ¿En vez de seguir el juego sucio interesadamente antimonárquico de independentistas, extremistas, Corina, García Castaño y Villarejo, por qué, ahora que se habla tanto del derecho a decidir de algunos y no de el derecho a decidir de todos,  para saber lo que opinamos mayoritariamente todos no hacemos ya un referéndum general sobre si España quiere más federalismo o más centralismo?

¡Podría haber una gran sorpresa!

En fin.

 

 

Luis Artigue

www.luisartigue.org

 

Luis Artigue

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