El pasado 23 de diciembre, la embajada mexicana en Bolivia, envió una nota diplomática al gobierno de facto de ese país, en ella, se denunciaba el hostigamiento policiaco a la sede diplomática y el acoso con aparatos electrónicos no tripulados, conocidos como drones, así como el intento de revisar un vehículo debidamente identificado al servicio de la misión.
La escalada de agresiones, inusual para las formas diplomáticas, revela el carácter violento del gobierno golpista, el Delegado Internacional y también ex Presidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga, ha llegado al insulto y a la diatriba en contra del Jefe del Estado Mexicano.
La diplomacia es sinónimo de la cortesía, el lenguaje procaz del Delegado Internacional, del gobierno de facto, irrumpe como un obstáculo a cualquier intento de conciliación y constituye en sí mismo, un acto de provocación por el cual se intenta cancelar esta vía para la solución de la controversia real; la situación de los nueve políticos del MAS, asilados en lo que conforme a la Convención de Viena, sería territorio mexicano.
Ante la agresión sufrida, el Canciller Marcelo Ebrard, y el Ministro Presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, han llamado a la unidad de todos los mexicanos, estos emplazamientos, representan no solo una aceptable reconciliación ante las diferencias políticas, sino la posibilidad de llevarlas a un plano de discusión donde impere la racionalidad comunicativa.
Es inviable y ni siquiera se desea la idéntica visión sobre el mismo hecho, la pluralidad, exige la expresión de cada una de las corrientes de pensamiento. La derecha es inevitable y hasta necesaria para otorgar identidad a las transformaciones nacionales, y ejercida de manera responsable, cumple una función tribunicia por parte de la minoría en defensa de sus intereses y concepciones, además siempre podrá convertirse en mayoría bajo las reglas de la democracia electoral.
En las aportaciones a la teoría de los actos de habla, John Searle, desarrolló la idea sobre cómo distintas oraciones con el mismo contenido pueden presentarse en forma de aseveración, pregunta, orden o la expresión de deseo, es posible entonces, modificarlas, tanto por las circunstancias, como por el propósito.
En el primer año de la 4T, los voceros de la derecha, han gestionado el odio a través de campañas de desinformación y del insulto, estos no han sido bien recibidos y a menudo la respuesta imita el rasero.
Una vez más nuestro Presidente pone el ejemplo, a la injuria, responde: “No voy a caer en ninguna provocación. Vamos a esperar que este asunto se resuelva, es un asunto diplomático, no vamos nosotros a engancharnos en dimes y diretes, no está en nuestro nivel. Nosotros estamos recurriendo a la legalidad internacional, al derecho internacional y sobre todo en defensa del derecho de asilo”.
Las convocatorias a la unidad como mexicanos, no significan olvidar nuestras diferencias, sobre todo porque más allá de las ideológicas, se encuentran la profunda desigualdad y la exclusión social que por más de tres décadas, dividieron nuestra Patria, sin embargo pueden ser una rectificación de la presentación de estas, donde la mesura y la cortesía eleven el debate y se solucionen conforme a la legalidad y sobre todo en defensa de los derechos.
Ariel Maldonado Leza