sábado, noviembre 16, 2024
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EL GOBIERNO DE LOS NECIOS

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Me atrevo a escribir este artículo como persona, español, católico, heterosexual, patriota y universitario, adjetivos o sustantivos todos por los que en estos tiempos parece que hay que pedir perdón. No, señores; no voy a pedir perdón!!!. Creo en Dios, creo en las virtudes humanas, y creo en España. Además de todo ello, quiero a mis semejantes y deseo con toda mi alma que nadie padezca sufrimiento ni necesidades.

Para conseguirlo, tenemos que tener gobernantes preparados, sacrificados y generosos, y no un conjunto de necios que ni sienten ni padecen y que nos llevan a una deriva sin retorno.

Esta crisis del maldito virus nos ha servido para comprobar la manifiesta ineficacia e inutilidad de nuestros gobernantes; lo que no sabíamos, es que, además, son malvados y manipuladores, haciéndonos creer que sus decisiones se adoptan en beneficio de los españoles, en lugar del suyo propio.

Por eso, aprueban en medio de la hecatombe, nombramientos, designaciones y subvenciones para incrementar o consolidar el clientelismo y el voto cautivo, al más puro estilo bolivariano; su temeridad no conoce límites, suscribiendo pactos con los que no condenan la muerte y la desolación de miles de españoles.

Nos inundan de noticias respecto al comité de científicos y los sabios (todos ellos sin ninguna experiencia, logro, ni padecimiento conocido) cuando, revisando cómo se afrontó la mal llamada “gripe española” hace más de un siglo, localizamos el proyecto de Ley presentado por los Ministros de la Gobernación sobre profilaxis públicas de las enfermedades infecciosas, allá por 1919.

En aquellos tiempos, sólo en España y en los primeros 17 años del siglo XX (que parece la prehistoria, pero realmente fue ayer) murieron de tuberculosis 605.432 personas; 268.168 de pulmonía; 171.342 de gripe (además de los 150.000 de la epidemia de gripe española que golpeó duramente el planeta en 1918-1919), y multitud de hombres, mujeres y niños de fiebres tifoideas, viruela, sarampión, escarlatina, tosferina, varicela, difteria,… hasta alcanzar la cifra de decesos de 1.559.638.

En el documento analizado, se autoinculpaba el gobierno, asumiendo que las vidas perdidas eran evitables y que sólo podían imputarse a la incuria, el abandono y la deficiente organización para preverlas. ¡¡¡Igualito que el conjunto de necios que nos gobierna para quienes la culpa de virus la tiene la latitud, la estación, los anteriores gobernantes, la movilidad, la economía global, o de cualquiera menos de ellos!!!.

A tal efecto, se propuso aquella ley en la que se avisaba de que era posible que se entreviera alguna limitación a ciertos derechos del individuo, concluyendo que la libertad del ciudadano está limitada por el derecho de los demás, y que el interés colectivo estaba por encima del individual.

Pero entonces se preveía el aislamiento y hospitalización de los enfermos no de toda la población, y concluía sin ambages que, mientras las Autoridades gubernativas ligadas con la política sean las encargadas de intervenir en funciones directas en cosas de carácter eminentemente técnico, como son las epidemias, no se podrá alcanzar el cumplimiento de las disposiciones sanitarias y evitar el avance de la pandemia.

A pesar de lo que nos enseña la historia y la prudencia, volvemos a caer en el error de permitir que los necios dirijan los designios sanitarios eminentemente científicos, obviando y, lo que es más grave, ocultando, los avisos y recomendaciones de los técnicos. ¡¡¡QUE DIOS NOS AMPARE!!!

Álvaro Fernán Gónzalez

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