“Ya no puedo mas, dile a mi padre que le quiero”.
Con estas palabras se extinguía la vida de una de las 5 jóvenes que murieron aplastadas en la quinta avalancha del Madrid Arena.
Tras más de tres años de espera se juzga a los presuntos responsables y el fiscal pide 4 años de cárcel por la muerte de las 5 chicas.
¿Sabe el Sr Fiscal lo que se quiere a una hija de 17 años? ¿Sabe lo que vale una de estas vidas?
Para hablar en los mismos términos que estos irresponsables, según un informe del Instituto de Política Familiar, en 2007, el coste medio de criar a un hijo desde su nacimiento hasta los 18 años, es, como mínimo, de 98.200 euros. Casi todos estos costes recaen sobre los padres, y algunos sobre la sociedad. Aunque solo fuera por eso, estos “Srs.” que se sientan en el banquillo ya han contraído una deuda mayor que 4 años de sus vidas con todos nosotros.
Pero es que hay mucho mas. Con los impuestos de todos, se ha construido un recinto que no tiene la correspondiente licencia de apertura que exige la Ley de Espectáculos de la Comunidad de Madrid, y en el que se incita a la juventud, tras el pago de la entrada por supuesto, a ir y ponerse hasta el culo de alcohol y drogas, un recinto donde mueren 5 chicas de entre 17 y 20 años en un lugar llamado vomitorio.
¡Vomitorio!, pero por Dios ¿qué es eso?
Me niego en rotundo a que con mis impuestos se creen lugares en los que nuestros jóvenes pueden morir, ya sea aplastados o por sobredosis o coma etílico. No quiero participar en enriquecer a cuatro sinvergüenzas sin escrúpulos que embrutecen a los chavales utilizando bienes públicos.
¿Verdaderamente no existe otra forma de entretenimiento que ofrecer a nuestros jóvenes mas que esta, basada en el consumo de alcohol y sustancias mortíferas? No lo creo.
Para los humanos existen la evolución, el conocimiento, la educación. ¿Porque no podemos idear entretenimiento, aun en masa, que permita explayar y hacer crecer la calidad humana, que abogue por un futuro digno y que no incluya aplastar al de al lado para salvarme yo o reírse del débil o joder por joder?
¿Verdaderamente no existe otra forma de forrarse mas que vendiendo 23.000 entradas cuando el aforo máximo del recinto era de 10.620 asistentes, sin tener en cuenta que las entradas representan personas y no solo beneficios? ¿Donde esta el dinero negro que generó este negocio?
Resuena en mi cabeza la despedida sencilla y sentida de esa criatura a su padre (porque ya había perdido a su madre 2 años antes),: “no puedo mas, dile a mi padre que le quiero”. El dolor que siento por estas muertes no se cura con 4 ni con 400 años de cárcel. Sí me gustaría que estos advenedizos, que hacen su agosto con las inversiones públicas y prescindiendo de la ley y de un mínimo de escrúpulos, pudieran sentir lo que un padre siente cuando pierde un hijo en la flor de la vida. Eso sí se lo deseo.
Hay algo mas que me hace preguntarme si nos estamos volviendo locos. En la Plataforma Change.org Isabel de la Fuente madre, que lo será siempre, de Cristina Arce, recoge firmas para pedir el cierre del funesto Madrid Arena y hasta hoy tiene menos de 75.000. Elrubius recibe en cada uno de sus videos subidos a Youtube mas de 100.000 visitas en tiempo record. ¿Nos importa más la obra de un youtuber, por muy genial y gracioso que sea, que 5 muertes y la seguridad de todos nuestros jóvenes? ¡No lo puedo creer!.
Y una última cuestión digna de meditar: intento compartir con mi hija de 19 años mi dolor por estas muertes. Tres de las jóvenes iban a su Instituto, su novio perdió el curso por el impacto que le causó este incidente, y aun así ella no me presta atención. Necesita olvidar.
Yo no quiero olvidar. Quiero ofrecer duelo a estas jóvenes y quiero, buscando un poco de falso consuelo, que los culpables asuman su responsabilidad y paguen por ello. No nos van a devolver a Cristina Arce, Rocio Oña, Katia Esteban, Belen Longdon y Maria Teresa Alonso, pero nuestro corazón se sentirá mas reconfortado y nuestra conciencia un poco aliviada. Y aun quiero mas. Quiero que se dé a los jóvenes otras alternativas y que jamás se les vuelva a poner en peligro para enriquecer a unos pocos, que utilizan los bienes públicos, aprovechándose de su inconsciencia y su inexperiencia. Protejamos a nuestros jóvenes. Ellos son el futuro inmediato. Ellos han sido nuestro proyecto y nuestro objetivo durante años, nuestra razón de trabajar como locos y callar y seguir. Ellos son nuestro mayor y mejor activo. Que lo sepan también ellos.
Director