No me ha resultado ninguna sorpresa los galardonados con el Premio Nobel de Economía 2020. Eran los grandes favoritos para ganarlo este año. Los estadounidenses Paul Milgrom y Robert Wilson han sido los afortunados en este 2020. Ambos han sido premiados por sus investigaciones sobre las subastas, una de las más exitosas aplicaciones de la Teoría de Juegos.
Robert Wilson comenzó en Investigación de Operaciones, antes de que existiera la teoría de juegos moderna. Wilson junto con Kreps introdujeron en 1982 la noción de «equilibrio secuencial», una forma de seleccionar entre diferentes equilibrios de Nash en un juego con movimientos secuenciales.
Paul Milgrom ha trabajado sobre cálculos y su interacción con incentivos. Lo que planteó una serie de incertidumbres sobre donde estaba el límite entre economía e ingeniería. Además, cabe destacar que es más que probablemente el maestro de investigadores económicos más importante desde hace muchos años.
Intentaré dar una breve explicación de lo que es la subasta. Las empresas primero deben mostrar el grupo de licencias por las que tiene preferencias y a continuación se produce una subasta en tres etapas. Durante la primera se permite que una empresa sea activa solo en 1/3 de sus licencias preferidas, mientras que en la segunda la permisividad baja y debe ser activa por lo menos en 2/3. En la etapa final debe ser activa en el 100% de sus licencias preferidas. Otras reglas marcan el incremento mínimo en las pujas, el tiempo de las rondas de pujas, penalizaciones por retirarse… uno de los objetivos principales de la subasta es conseguir una asignación eficiente: las licencias deben terminar en las empresas que más las valoren.
Una de las mayores críticas a la teoría de subastas es que a menudo propone mecanismos óptimos (en el sentido de asignar el bien a quien más lo valora y maximizar el ingreso del subastador) que parten de complicadas estructuras de información. Además, implican que pequeños cambios en los supuestos sobre qué información está disponible a los agentes puede generar resultados muy distintos. De ahí que uno de los premiados (Robert Wilson) propusiera diseñar mecanismos para que, aunque no fueran los óptimos tuvieran buenas propiedades en la inmensa mayoría de las ocasiones.
Como digo, no me ha sorprendido para nada que hayan sido los premiados este año. Quizá lo extraño es que no se les concediera el Nobel de Economía antes, ya que el trabajo de ambos ha supuesto una mejora en la teoría de las subastas. Por tanto, no creo que haya mucha polémica a la hora de decir que es un Premio Totalmente merecido.
Álvaro Lodares.
Álvaro Lodares