Lo que daban los resultados en las urnas, a falta de los datos oficiales, indicaban anoche que Pedro Sánchez podría convertirse, mediante un pacto con Podemos, en el nuevo presidente del Gobierno de España. Una repetición de lo que ocurrió en las municipales y autonómicas: que el Partido Popular, ganando, perdió los gobiernos en los que se dio un pacto en su contra, liderado por el PSOE, con otras formaciones de izquierda, singularmente las ligadas a la de Pablo Iglesias. Esta repetición llevaría a Sánchez, que lleva apenas año y medio en la secretaría general socialista, al principal sillón de La Moncloa. Pero veremos lo que ocurre: qué pide Pablo Iglesias (¿vicepresidente del Gobierno?), qué está dispuesto a ceder Sánchez, qué harán los 'barones' del PSOE… Y cómo reaccionará la opinión pública, que es, lamentablemente, lo que menos importa en estos casos.
Unos resultados sorprendentes, sin duda, pese a que muchas encuestas pronosticaban ya que el PSOE no se hundiría, ganando siempre el PP por una mayoría insuficiente, que Podemos ascendía en flecha y que Ciudadanos, que tuvo una salida de caballo de carreras, se estancaba por diversos motivos, que habrán de ser analizados por Rivera y sus íntimos. Que una formación como la de Pablo Iglesias, con su cortísima historia y sus peculiaridades estéticas y programáticas, vaya a ser el árbitro de la situación futura abre perspectivas imprevisibles. Días apasionantes nos quedan a los comentaristas políticos y, claro, a los ciudadanos en general, que son quienes han querido estos resultados.
Fernando Jáuregui