martes, diciembre 3, 2024
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La cobardía correcta y la honestidad discrepante

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En todos los ámbitos de las relaciones sociales, laborales y empresariales, la cobardía gana por goleada. Honesto no es sólo quien cumple con su deber o respeta la propiedad ajena, sino quien mantiene una opinión, un juicio o un criterio sin subordinarse a ningún interés o circunstancia. Las ideas existen para ser debatidas y debatirlas significa que estás dispuesto a cambiarlas y si aceptas el debate sin quedarte en la rigidez de lo tuyo es porque admites la posibilidad de cambiar cuando existan argumentos que lo justifiquen.

Las Juntas Directivas de las organizaciones empresariales son, salvo excepciones, un claro y tradicional ejemplo de subordinación a las ideas de otros que no siempre responden al progreso del colectivo sino a intereses particulares. A los que han tenido oportunidad de participar o pertenecer a sus Juntas Directivas les sonará la aprobación unánime de la mayoría de los acuerdos sometidos por el Presidente o su Comité Ejecutivo sin especial oposición, si acaso, alguna matización, previa manifestación del agradecimiento por plantear dicha propuesta y la ‘laudatio’ a la figura del presidente.

Si por casualidad aparece la figura del discrepante se asocia indisolublemente con alguien
problemático o con quien no se puede confiar y se transforma en enemigo de la organización o de sus dirigentes. Eso sí, cuando termina la reunión y en el ambiente distendido del bar de abajo, recibirá la solidaridad, apoyo y sintonía de aquellos cobardes que no lo hicieron en el lugar que correspondía. Los políticos llevan muchos años encargados de confundir al discrepante con el enemigo; si no estás conmigo a muerte, estás contra mí.

No caben grises

No caben grises ni dubitación; quieren el apoyo fanático propio del prosélito que representan. Seguramente muchos recordaréis el experimento que hace la profesora, compinchada con la clase, para analizar el comportamiento del alumno que llega tarde. Cuando la profesora pregunta a varios alumnos de que color es la carpeta verde que tiene en la mano, todos contestan que es roja ante el asombro del recién llegado, quien, cuando es preguntado, lejos de atreverse a decir que es verde, para no discrepar con la realidad que ve el grupo, se somete al criterio de la mayoría y al sacrificio de la verdad.

Y no nos damos cuenta de que esa forma de actuar, movida por el deseo de no quedar excluido del grupo dirigente, o de no perder las oportunidades lucrativas que puedan aparecer de convivir con ese grupo, son una forma relevante de corrupción y especialmente cuando esas organizaciones están contaminadas e influenciadas por el poder político local o autonómico tan estrechamente vinculado al mundo empresarial a quien desean hacer cómplice y brazo ejecutor de decisiones que nada tienen que ver con los intereses generales.

Y no son pocos los dirigentes empresariales en nuestra reciente historia que con el tiempo han sido imputados y condenados por prácticas indecorosas o delictivas después de catequizarnos sobre las bondades del ‘compliance’, la responsabilidad social de las empresas, la sostenibilidad del planeta o la resiliencia aconsejable para el triunfo empresarial.

Ni las empresas ni sus organizaciones necesitan palmeros del líder ni tampoco revolucionarios, sino talento inconformista que permita la evolución y el progreso. Y desde luego, la independencia económica y política para cumplir con su objeto social. El honesto discrepante, especie en vías de extinción, se caracteriza por sentirse parte de un
colectivo, involucrado en él y con deseo de mejorarlo.

Quiere aportar para mejorar y conoce y participa de los problemas, no rompe las reglas del juego, pero trata de convencer hasta la extenuación, y desde luego no comulga con ruedas de molino aunque pierda oportunidades, beneficios o prebendas. Como dice mi admirado Javier Cantera, no hay que confundir tener valores con tener ideas inamovibles.

Armando Rodríguez es abogado, presidente de la Confederacion del Comercio de Madrid (Cocem) y vicepresidente de Madrid Foro Empresarial.

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