jueves, noviembre 14, 2024
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Historias de mi vida liberal: Ibiza (Ereso) y la cultura en el franquismo (1941-1975) y hoy en 2023

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Bernardo Rabassa
Bernardo Rabassa
Librepensador. Maestro Nacional. Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras y Diplomado en Psicología Industrial por la Universidad Complutense de Madrid.

Acabo de recordar con tristeza el cierre de Libros Ereso, en 2009 en Palma, en la esquina de las calles de Sant Nicolau y Peraires, propiedad hasta esa fecha de la Distribuidora Rotger, dedicada especialmente a las novedades.

La verdad es que hace un par de meses intenté, en uno de mis viajes a Palma, comprar el libro “ACROLLAM”, de Biel Mesquida, y no lo tenían. Lo compré en El Corte Inglés de Jaume III. Significativo síntoma de decadencia cultural. Pero la noticia, siendo triste, pues la mayor parte de mi biblioteca de Madrid sobre Mallorca,, procede de Libros Ereso, que por cierto no fue fundada por Tomeu Payeras, amigo de juventud y profesor mío, sino por mi padre, Gabriel Rabassa Oliver, quien la creó en el año 41 (año de mi nacimiento), en la  calle Santa Clara 21, en los bajos del domicilio de mi abuelo, Bernardo Rabassa Boeras, y como Biblioteca Circulante Ereso, es decir, dedicada al préstamo y venta de libros, casi al mismo tiempo que su coetánea, “Libros Mallorca”, del también compañero de mi padre, Francisco de Borja Moll. Ambos próceres, creadores del Estudio General Luliano, que, con una cátedra de Lulismo, los cursos de verano de la Universidad de Barcelona y San Francisco, y las Comunes de Filosofía y Letras y Derecho, fueron el punto de arranque de la Universidad Balear. Antes, sólo existía la escuela de Magisterio, que frecuenté y la Escuela de Comercio. Si querías ser universitario, ya sabías: a emigrar, o, como tuve que hacer yo, estudiar por libre, con profesores locales: Antonio Martorell, Juan Galmés, José Font, Xim Oliver, personajes insignes, aunque escasamente recordados, generalmente apartados de la fama, por su espíritu independiente a la Dictadura. A mi padre se le dedicó una calle que fue objeto de de un rifirrafe con el alcalde de Palma el 25 mar. 2021 con una Carta abierta a José 

@hila, alcalde de Palma, por quitar el nombre de la calle Gabriel Rabassa a mi Padre | a la vez que se la quitaba al almirante Cervera del S.XIX en la derrota de Cuba y a otros dos almirantes, que ahora no recuerdo por calificarlos de franquistas, sin que tuvieran nada que ver con la dictadura y menos mi padre que fue un gran promotor cultural que había recibido la medalla de oro de la Comunidad Balear post-mortem por sus actividades de formación en hostelería, museística, universidad de Palma, reconstrucción de los Molinos de Mallorca, y cenas de paz a través de la cofradía del arroz. Luego todo se arregló y la calle recuperó su nombre.

   Lo que quiere decir Ereso, que no es otra cosa que la forma griega de la fenicia Ebussus, es decir, Ibiza, dedica al fenicio Dios Ebessos, también utilizado por el historiador griego del S. II, Dio Cassi, que narró la conquista de la Isla por Cneo Pompeyo (XXI-XXX). Por un error del copista, equivocando las letras beta y ro, el nombre se transformó en Epesos y Joan Román y Calbet creyó que el nombre en la antigüedad era Ereso, como también lo creyó mi padre. ¿Por qué Ereso? Muy fácil, mi madre, Alicia, era ibicenca, hija de un navarro, comandante militar de la Plaza, Manuel Asenjo Alonso, casado con una ibicenca, Georgina Pineda Puget, descendiente de los Pineda que habían armado barcos en corso, al servicio del Rey, y que hace años todavía subsistían como navegación de cabotaje, con barcos de madera, provistos de motor, como “Hijos de Idelfonso Pineda, S.L”., hasta la putricion de los mismos, ya obsoletos en el fondo del Puerto de Ibiza (actual Club Náutico).

 El cuadro que pintó de Ibiza, G. VADELL en 1945, que decora mi casa, y que he tenido el honor de heredar, nos los muestra, a la derecha, en tanto que la ciudad de Ibiza está maravillosamente pintada desde la orilla de marjales pantanosos, hoy (Club Náutico Ibiza la Nueva), con un pescador de gambas arrimado a la orilla, el Puig des Molins a la derecha, y la Catedral, Murallas e Instituto, y la casa de Mariano Riquer Wallis (mi tío) destacando en el cielo.! Cuantos recuerdos de mis vacaciones de verano, en mi niñez, en una Ibiza, sin hippies, turistas, hoteles, ni chalets. Que terminaba al final de Paseo de Vara de Rey,  en donde dejaban sus carros los campesinos que traían al mercado sus productos agrícolas, al pie de la monumental entrada a las murallas con sus estatuas romanas en hornacina, acompañados por sus mujeres vestidas de payesa y sus trenzas terminadas en lazos, asomadas de sus pañuelos, multicolores, las más jóvenes o negros por luto riguroso de al menos diez años, según fuera cercano el difunto!  Esta es la Ereso donde conoció mi padre a mi padre a mi madre y que se fue para ya no volver jamás. A finales de los 60 y durante los 70, la isla de Ibiza gozó de una expansión turística que le ha permitido un desarrollo económico por encima del que le proporcionaban sus recursos tradicionales (pesca y agricultura).

En la actualidad es referente como destino para jóvenes de todo el mundo por su ajetreada vida nocturna. La isla ofrece también numerosas calas y playas para aquellos que buscan tranquilidad. Se venden productos artesanos como el flaón,17​ las «orelletes» o el licor «hierbas ibicencas». En el ámbito textil tiene fama la moda adlib. Abundan los mercadillos, como el de Es Caná y el de Las Dalias. Y son famosas sus discotecas, por la vida nocturna que ofrecen a la juventud dorada.

Durante los años 2020 y 2021 sufrió un fuerte bajón en la llegada de turismo extranjero, principal sustento de la isla en los meses de temporada alta, debido a la crisis provocada por el COVID-19. Estos años la isla se nutrió principalmente del turismo nacional ya que al estar establecido el cierre de multitud de fronteras, las islas baleares en general se convirtieron en el destino más codiciado por los españoles. En el año 2023 se prevé una recuperación completa llegando a superar niveles de turismo incluso superiores a los existentes antes del COVID. Hoy hay cientos de chalets y Hoteles, que en 1956 no existía ninguno, y el único turista era yo residiendo en casa de mi abuelo. Ibiza es hoy una ciudad fascinante tanto de día como de noche. Se trata de una ciudad colorida y con estilo en la que las excentricidades son algo común y forman parte de su magia. Ubicada en el sur de la isla, Ibiza es conocida especialmente por su animado ambiente nocturno y sus noches interminables. Ibiza es el Paraíso en el Mediterráneo, ofrece 210 kilómetros de playas (algunas de las mejores de España) y casi 3.000 horas de sol al año, deliciosas calas de aguas turquesas, parques naturales y espectaculares acantilados. ¿Necesitas algo más para unas vacaciones perfectas? Hay mucho que ver en Ibiza, haciéndola ideal para perderse unos días, unos meses o quién sabe si toda la vida. La verdad es que la visité repetidamente con mi barco el REL entre 1990 y 2015, dándole sucesivas vueltas, tanto a la isla como a la cercana Formentera, a la que llegué por primera vez en mi entonces barco de Vela el “Libertad” famoso por una canción de Perales, amarrando en la playa maravillosa de Mitjorn. En donde yo dormí solitario en 1974 con mi esposa Rosario y un matrimonio de amigos. El follón lo encontramos al ir al puerto de Ibiza , del que salían a decenas barcos de recreo, que iban hacia las playas de Formentera(Espalmador) que yo acababa de dejar, dándome la paliza las olas levantadas por los cascos de las numerosas motoras, a toda velocidad para coger mejor sitio de amarre.   

La Librería circulante: Libros Ereso, se desarrolló más tarde, pues como un intento de hacer llegar la cultura de los mallorquines a través de la lectura, incluidos libros prohibidos por el franquismo,  que se prestaban de mano en mano, para volver más tarde al fondo de Biblioteca de la misma. Parte de ella, los libros más antiguos, fueron a parar a nuestra casa en la calle de Sant Feliu, en donde pude “ilustrarme” en Voltaire, Rousseau, Descartes, Locke, Hume, Marx y tantos otros cuasi-prohibidos por el régimen de aquella España. Tenía 14 años y la avidez por el conocimiento me hizo liberal en un ambiente nacional-católico.

Cierto es que más tarde mi padre, que también reeditó el mapa de Mallorca del Cardenal Despuig con las planchas originales (hasta que se desgastaron) de 1785, con la ayuda del editor Luis Ripoll (bien conocido por su iconografía sobre Mallorca).Este grabado, enorme estaba formado por cuatro planchas que hoy campean en muchas casas mallorquinas, incluido el recibidor de mi casa de Madrid. 

A final, la verdad es que como a mi padre se le daban mal los negocios, vendió la librería a Tomeu Payeras, Profesor de Instituto, y a mi tío, Bernardo Rabassa Oliver, que fueron sus propietarios durante muchos años, en los que, con un descuento interesante, ya en Madrid, con más de mil libros, conseguí tener la probablemente mejor biblioteca sobre las Islas de la capital del Reino.

Honra, pues, a los próceres, Gabriel Rabassa Oliver, Francisco de Borja Moll, Tomeu Payeras y Bernardo Rabassa Oliver, que fueron capaces de “culturizar” a través del libro.

 “Requiescat in pacem”, Libros Ereso, o Ibiza, y gracias por lo que hicisteis vosotros, nuestros mayores, en una época en que la “censura” no nos dejaba aspirar el aire limpio de la “LIBERTAD”.

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