Tos, carraspeo en la garganta, mocos u ojos llorosos. Estos síntomas tan incómodos pueden aparecer en el momento más insospechado, incluso al acabar de realizar una actividad a priori saludable, como salir a correr por el parque. Sin embargo, no es tan extraño como pueda parecer. La contaminación en las grandes ciudades se mantiene de manera constante, más allá de los días en los que se superan los niveles nocivos, y los expertos advierten a los corredores de la necesidad de tomar precauciones.
Desde un punto de vista médico, el doctor David Rojas-Rueda defiende el resultado de uno de los estudios del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL). «Los beneficios sobrepasan los riesgos para la salud«, indica. De hecho, Rojas-Rueda asegura que «es mejor hacer ejercicio a estar sentados por el miedo a que la contaminación nos pueda hacer daño. Servirá para ayudar a contrarrestar esos efectos».
Dónde y cómo
Tanto la ubicación como la intensidad de esa actividad han de ser tenidos en cuenta. El investigador David Rojas sentencia que «elegir una calle o dos calles paralelas a la Gran Vía puede reducir un 60% la exposición a partículas grandes«. Por supuesto, la mejor opción es siempre un parque o una zona verde.
Por su parte, la alergóloga Mar Fernández Nieto alerta sobre el peligro de llevar esta afición al extremo, especialmente en el caso de las personas alérgicas a pólenes o diagnosticadas de enfermedades respiratorias, cutáneas o conjuntivas. Para todas ellas, recomienda el deporte 'indoor' en un gimnasio o el uso de mascarillas. «Si uno tiene que salir a la calle y exponerse a la polución, no estaría de más salir con máscara. Sobre todo si va a pasar horas caminando, montando en bici o corriendo», afirma la doctora. Pero insiste: no todas valen. «Las mascarillas básicas de papel no protegen. Existen otras con filtros asociados en ambos extremos de las fosas nasales mucho más interesantes. Por supuesto, hay que cambiar los filtros», explica Fernández Nieto.
Calidad ambiental
El dióxido de nitrógeno, el ozono troposférico, las partículas diésel y las partículas en suspensión son los agentes más dañinos contenidos en el aire de las urbes. Según el portavoz de Ecologistas en Acción Juan García Vicente, «desde hace 6 años en Madrid se están superando los niveles exigidos por las normativas europeas en dióxido de nitrógeno«. Ahora, no obstante, los corredores deben prestar mayor atención al ozono troposférico, ya que, como apunta el ecologista, «a partir de mayo y durante el verano no resulta aconsejable practicar deporte intenso entre el mediodía y las 8 de la tarde«.
Desde Ecologistas en Acción abogan superar el déficit que persiste en cuanto a la información de la calidad ambiental. «Las administraciones tienen la tarea de comunicar el estado del aire de forma genérica y accesible«, señala García Vicente. Del mismo modo, también recuerda que gobernantes y ciudadanos deberían romper la inercia de las últimas décadas y «consensuar políticas sociales que den prioridad a la salud y el medio ambiente».