La atención primaria se desangra en Madrid. Lentamente. Es el diagnóstico de muchas asociaciones de profesionales y sindicatos médicos. Y dentro de la primera línea de la sanidad pública, hay un colectivo que lo está pasando realmente mal, el de la pediatría. Según las estadísticas del Servicio Madrileño de Salud (Sermas), la plantilla de pediatría estaba por 976 facultativos a junio de 2022. Teniendo en cuenta que la población menor de 14 años con tarjeta sanitaria es de 915.546 posibles pacientes, cada pediatra toca a 938 niños.
Los datos son distintos cuando la Consejería de Sanidad respondió una petición de información formulada por el diputado autonómico Javier Padilla, de Más Madrid. La consejería desglosó el número de pediatras por centro. En total sumaban 889 profesionales, por lo que el ratio de menores atendidos subía a 1.029 por pediatra. De hecho, de los 245 centros de salud analizados, en el 76% (187 ambulatorios) cada pediatra superaba el cupo de 900 pacientes, el tope que recomiendan los profesionales para dar una atención adecuada.
Guillermo Martín, de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEpap), señala que en toda la comunidad de Madrid faltan 300 plazas de pediatría sin cubrir o cubiertas por médicos de familias, un panorama «que va a empeorar en el futuro porque uno de cada cuatro profesionales de la pediatría se van a jubilar en los próximos cuatro años». Para esta asociación, que ha realizado una encuesta entre todos sus vocales, Madrid y Navarra son las comunidades con más déficit. Solo en nuestra región, la cifra de niños no atendidos por ningún pediatra es de 212.000. En todo Madrid hay un total de 424 centros de Atención Primaria: 262 centros de salud y 162 consultorios locales.
La Consejería de Sanidad presentó el pasado mes de febrero un Plan Integral de Mejora de Atención Primaria 2022/23, con una inversión de 200 millones de euros, de los que 80,8 millones de euros se destinan a mejorar los salarios del 88% de todos los profesionales de los centros de atención primaria. El objetivo es contratar 84 nuevos pediatras y subir el sueldo a los que ya forman parte de la plantilla. ¿Cómo? Actualizando el complemento que recibe cada médico de familia y pediatra por las tarjetas sanitarias que tienen asignadas. También se contemplan tres nuevas retribuciones: la asociada a una mayor carga asistencial de determinados centros de salud por población atendida, la referente a pacientes atendidos en domicilio por parte de las enfermeras y, por último, complementos vinculados a la asistencia de los centros en el medio rural.
El propio texto del plan reconoce que «la difícil cobertura de las plazas incluidas en la plantilla de la gerencia de Atención Primaria se constituye como el punto más débil». Es decir, que la propia Comunidad de Madrid admite que faltan plazas e intenta frenar el descontento de los profesionales subiéndoles algunos conceptos salariales. Uno de ellos es el complemento de productividad fija por Tarjeta Sanitaria Individual en función del grupo de dispersión geográfica y la población asignada por tramos de edad.
La tabla de arriba muestra que un pediatra que tenga asignados a menores de dos años recibirá entre 1,03 y 1,45 euros al mes por cada tarjeta sanitaria. Las cantidades van disminuyendo si el paciente se va haciendo mayor (los pediatras atienden hasta los 14 años). Si el enfermo tiene entre 7 y 13 años, el pediatra recibirá entre 0,28 y 0,54 euros por tarjeta.
Como puede compararse en las dos tablas, la subida del complemento, por ejemplo por atender a pacientes de menores de dos años, pasa de la horquilla de 0,66-0,93 euros por niño (datos antes del nuevo plan) a la nueva horquilla de 1,03-1,45 euros, unas subidas del 56% y 55% respectivamente. La nueva tabla aprobada para 2022 divide en cuatro categorías de edades los complementos por tarjeta sanitaria, cuando antes solo había tres. El tramo de 7 a 13 años, el complemento pasa de la horquilla 0,25-0,50 euros a 0,28-0,54 euros por tarjeta sanitaria, unas subidas del 12 y el 8% respectivamente.
La Consejería también ha establecido una nueva retribución para médicos de familia y pediatras de atención primaria con el carácter de productividad variable destinada a cubrir las ausencias de profesionales de estas categorías. Este nuevo complemento retribuirá la realización de módulos de cuatro horas fuera de la jornada habitual a 200 euros cada módulo. Es decir, horas extras para suplir el déficit que hay. «Hay muchas zonas masificadas por falta de pediatras. Esto es una realidad. Esta masificación hace que no sea una especialidad atractiva. En cuanto pueden muchos pediatras se van a otras regiones menos masificadas o a la sanidad privada donde tienen agendas de pacientes más limitadas», señala Guillermo Martín.
Según los datos facilitados por la consejería, hay 17 centros de salud que solo cuentan con un pediatra. En ellos, el único profesional suma una importante carga de trabajo. En el centro de salud de Villarejo de Salvanés el único profesional tiene 1.268 menores que atender. En otra localidad madrileña, San Martín de Valdeiglesias, el único pediatra tiene 1.400 tarjetas sanitarias asignadas. En Madrid capital, el centro de salud con más carga asistencias es el Centro de Salud de Justicia, en el distrito Centro. Su único pediatra atiende a 1.391 pacientes.
Con este panorama es normal que en mayo de 2021, tras el final de la fase de residencia en los hospitales, de los 76 pediatras que terminaron el MIR, solo cinco decidieron ir a la atención primaria tras ofertarse 44 plazas. Este 2022 ha ido un poco mejor. De un total de 79 médicos residentes especialistas en pediatría que han acabado en mayo su periodo de formación, solo 16 han elegido alguna de las plazas que se ofertan en los centros de salud madrileños.
El caso de pediatría es muy particular, con una tasa de reposición por debajo del 80% y un déficit de partida que se manifiesta en la falta de cobertura de las plazas. En 2018, el último estudio de la Organización Médica Colegial (OMC) alertaba del «déficit estructural de las plantillas de médicos de familia y pediatras de AP” en todo el territorio nacional y del empeoramiento que se iba a producir en esos números «a consecuencia de la jubilación de miles de profesionales y la escasa oferta de plazas MIR». Desde la Aepap concluyen que esto solo se arregla «poniendo más dinero para contratar más pediatras y mejoras sus condiciones laborales».
Virginia, pediatra en un centro de salud del este de la comunidad de Madrid, asegura que la pediatría es un puesto poco atractivo porque, por ejemplo, la formación está enfocada a la atención hospitalaria. «De los 48 meses en los que yo me he formado, solo tres los he pasado en atención primaria, el resto en hospitales. La atención primaria es el patito feo, no solo para la Administración, sino dentro de la profesión». Virginia es, además de pediatra, madre. «Un alto porcentaje de profesionales de la pediatría son mujeres. Y con el turno de 14 a 21 horas es difícil conciliar si tienes hijos». Ella se pone como ejemplo.
«Yo tengo turno de cuatro mañanas y una tarde, pero esa tarde soy la única pediatra para tres centros de salud de la zona». Y aunque en mi centro están cubiertas las tres plazas de pediatría que hay, luego la realidad es muy distinta. «De septiembre a diciembre de 2021 faltó un compañero y no se cubrió. Y cuando este se incorporó, de enero a marzo de 2022 faltó el otro, por lo que hemos estado muchos meses con dos pediatras. En octubre de 2021 (últimos datos), había en todo Madrid 64 pediatras en excedencia o reducción de jornada, aumentando así la sangría de la atención primaria.
FIJO A LOS TRES AÑOS El Consejo de Ministros aprobará este martes, a través de un real decreto ley, un cambio radical de la situación laboral de la sanidad en España. La nueva normativa obligará a hacer fijos, con un acuerdo con las Comunidades Autónomas (que son quienes los contratan y los que los tenían en precario), a más de 67.300 trabajadores que ahora mismo tienen contratos temporales. Además, garantizará por ley que nunca más se pueda acumular una bolsa de temporales, porque quedará absolutamente prohibido que un sanitario esté más de tres años encadenando contratos temporales, salvo algunos casos de sustitución.