Carmen Amoraga (Picanya, Valencia, 1969) vuelve a las librerías con una nueva novela, ‘El rayo dormido’ (Destino), en la que rinde homenaje a los republicanos de la Nueve. «Es mi homenaje personal a todos aquellos que desde un punto de vista u otro pretenden que el mundo sea mejor».
Así lo ha explicado este viernes la escritora y periodista valenciana en un encuentro con medios de comunicación en el que ha aclarado que ésta «no es una novela sobre la Guerra Civil española, ni tampoco sobre la II Guerra Mundial», sino que ambas contiendas «sirven de contexto» a lo que ocurre en el libro.
Una periodista en paro (Natalia), su amiga del alma perdida hace tantos años (Carmen), un republicano español que liberó París (Antonio), y un cura idealista asesinado en un pequeño pueblo de Valencia en 1938 (José Emilio) son los cuatro protagonistas de ‘El rayo dormido’.
El título recuerda que, como los árboles atravesados por un rayo que se queda en su interior y, pasado un tiempo, puede hacer que el árbol arda, también en las vidas de las personas «pasan cosas que se quedan escondidas y que al salir a la luz nos hacen sufrir pero permiten cerrar un capítulo».
Esta explicación de la autora da cuerpo a la relación entre Natalia y Carmen, quienes se reencuentran después de dos décadas a través de Facebook y dirimen sus pasadas diferencias. Sin embargo, Amoraga va más allá y recupera hechos y personajes reales de su pueblo natal que enmascara con la ficción.
La autora entra en la novela y se pone el traje de periodista para rendir un homenaje a los republicanos de la Nueve, a través de Antonio, personaje inspirado en un vecino suyo de Picanya quien le pone sobre la pista de la Nueve, de la que ha confesado no saber nada hasta ese momento.
Se trata de un grupo de hombres que lucharon al lado de las tropas francesas y estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial y que ha sido reivindicada hace tan solo unos años. Fueron exiliados, apátridas, hombres valientes que decidieron seguir al jefe del Ejército de la Francia Libre, el general Philippe Leclerc, en África y regresaron a Francia para participar en el desembarco de Normandía.
«Cuando Natalia, emprende un nuevo proyecto dedicado a recopilar testimonios descubre esta realidad, lo mismo que me ocurrió a mí», ha dicho la escritora señalando que existe muchísima gente mayor «a la que se le debe tanto y no se lo hemos agradecido».
El personaje del sacerdote José Emilio también tiene cierta inspiración en otra persona que existió en realidad aunque la autora ha querido que represente la imagen de este colectivo. Así, la novela se presenta en dos planos: el del presente y el del pasado. «Mi intención era revivir esos hechos pero vistos desde la historia, con minúscula, de personas anónimas», señala.
En este sentido, Amoraga señala que lo que diferencia este último trabajo narrativo de sus novelas anteriores es «la parte histórica», a la que ha dedicado una parte importante del año que ha pasado preparando la novela. «Personalmente esta es una novela muy importante porque reconoce lo que han hecho esas personas», dice, aunque aclara que su obsesión como escritora sigue siendo desnudar a los personajes, presentar su vertiente personal, humana y sentimental y enfrentarlos a sus contradicciones. A esas «novelas más intimistas» es a las que volverá la autora en el futuro.
Con su primera novela, ‘Para que nada se pierda’, Carmen Amoraga obtuvo el II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla. La siguieron ‘La larga noche’, Premio de la Crítica Valenciana, y ‘Todas las caricias’. ‘Algo tan parecido al amor’, su siguiente novela, fue finalista del Premio Nadal 2007 y ‘El tiempo mientras tanto’, finalista del Premio Planeta 2010. Ha publicado también ‘Palabras más, palabras menos’ (2006), una recopilación de sus artículos en prensa, y ‘Todo lo que no te contarán sobre la maternidad’ (2009).
Redacción