Es lamentable que algunos políticos catalanes nos vendan como el súmmum de la «libertad» a levantar fronteras que dejen a una Cataluña aislada y separada del resto de España y de la Unión Europea, con las evidentes consecuencias a nivel social y económico que ello supondría. Yo creía que la palabra libertad era contraria a frontera, pero para algunos debe ser sinónima. Frente a ese tipo de actitudes he decidido acudir a la manifestación de la Plaza Cataluña en Barcelona el 12 de octubre con mis amigos. Iré en primer lugar porque me siento catalana y española, como la mayoría de los que vivimos aquí. Y en segundo lugar porque no quiero fronteras que me separen de mi familia que vive en otras partes de España. Quiero que sigamos unidos. Les guste o no a algunos empeñados en separarnos.
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