En tiempos de crisis, todos tenemos que arrimar el hombro y la Casa Real no iba a ser menos. Dejando de lado el lujo y la opulencia, la infanta Elena decidió emplear la mañana en salir de compras con su hijo Froilán por la cadena catalana Mango, para renovar el vestuario del pequeño. Parecía impensable ver a la realeza en este tipo establecimientos, aunque fue la princesa Letizia quién abrió la veda de este estilo de shopping.
Durante esta jornada, la relación madre-hijo no aparentaba ser demasiado estrecha. Una vez en el interior de la tienda, el niño llamó a su madre desde el probador en numerosas ocasiones. Ella, ajena a su entorno y pegada a su teléfono móvil, decidió contestar finalmente a gritos con un “¿Qué?” mientras Froilán le pedía ayuda para probarse los trapitos. Ella solo tardó 10 minutos en dignarse a prestarle su ‘auxilio’. Una vez terminada la jornada de compras, ambos se dirigieron al coche por separado.
Desde que se divorciara de Jaime de Marichalar hace ya casi cinco años, la infanta ha tenido que lidiar con su vida personal y profesional. A raíz de esta separación, Felipe Juan Froilán ha protagonizado algunas portadas del corazón y no precisamente por ser un buen chico, sino más bien por su rebeldía y mal comportamiento, algo que fue muy criticado por ser el nieto de los reyes de España.
Uno de los escándalos más sonados que protagonizó fue el disparo que él mismo se propinó en el pie hace algunos años, mientras realizaba sus prácticas de tiro. Su inquietud y nerviosismo le llevaron hasta el límite, aunque quizás los verdaderos culpables sean los responsables de que un niño de apenas 13 años tuviera en sus manos un arma. Un juicio que al tratarse de personalidades tan reconocidas, no parece haber llegado más allá.
Las últimas noticias que llegaron de Froilán y que dejaron a todos con la boca abierta son las relativas a su repentina faceta como Relaciones Públicas de una conocida discoteca madrileña, Joy. Como cualquier hijo de vecino, promocionaba el local dentro del horario indicado para menores e incitaba a los jóvenes a entrar en él, algo que causó un gran revuelo en su familia y los medios de comunicación.
Si a todo esto le unimos que es un negado en los estudios, conforman un perfil del quinto en la línea de sucesión al trono del que muchos querrían prescindir. Sus continuas alusiones a su condición privilegiada tampoco ayudan a mejorar su imagen. A finales del año pasado, volvió a protagonizar otro desafortunado encontronazo con los responsables del centro deportivo al que acude para liberar su energía. “Tú no sabes quién soy yo”, decía con un evidente afán de superioridad respecto a sus monitores.
Ahora, ha sustituido su afición por las disco light por algo más productivo: jugar al rugby. El pequeño formará parte del equipo del colegio mayor Cisneros la próxima temporada, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid. Jugará dentro de la categoría Sub 16 en la Academia Rugby, destinada a los jóvenes de entre 12 y 19 años. Entrenará tres veces por semana y fuera del horario escolar.
Tendremos que esperar para saber cuál es la siguiente ocurrencia del niño de la sonrisa pícara.