sábado, noviembre 23, 2024
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El hombre más viejo de Europa es de Badajoz y tiene 112 años

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 El hombre más longevo de Europa, Francisco Núñez Olivera, ha cumplido hoy 112 años en su pueblo natal, Bienvenida (Badajoz), rodeado de sus hijas, amigos, autoridades y una representación militar.

Aún estaba en la cama cuando han llegado los periodistas hoy a este pequeño pueblo, de 2.300 habitantes, del sur de la provincia de Badajoz y es que Francisco, apodado «Marchena», por su buen porte de joven, que recordaba al del conocido cantaor, no se levanta antes de las once de la mañana.

En realidad es su hija Antonia, que a sus ochenta años y soltera, es su cuidadora, la que no quiere levantarlo antes, porque se cansa, dice.

Aunque Antonia no quería molestarlo, «Marchena», al oír a los periodistas en su casa, se ha querido levantar y salir a la calle e ir a la plaza del Ayuntamiento en la que hoy ha recibido un homenaje, pero no le han dejado, la mañana estaba demasiado fresca por estos lares.

Francisco ha esperado en su casa con su hija Milagros a que transcurriera el homenaje que se le ha rendido no sólo por ser el hombre varón más longevo de Europa, el tercero del mundo, sino también por ser el soldado más veterano de España, con dos batallas a sus espaldas, la Guerra del Rif y la Guerra Civil.

Por eso, el teniente coronel Juan Castroviejo García, jefe del Batallón de Cuartel General XI, de la Brigada XI de Extremadura, ha querido acompañarle en este homenaje y le ha podido reconocer en persona «su valía» a la hora de defender a su país, a la vez que le entregaba un ejemplar del periódico «Tierra» enmarcado y en la que ya aparecía él durante la celebración de su centenario.

Otro de los que no han querido perderse hoy este cumpleaños ha sido el fotógrafo estadounidense Charles Ragsdale, quien lo conoció mientras preparaba su trabajo «Generaciones», con retratos con los 26 españoles con más de 105 años. «Es un hombre muy especial, con chispa, con personalidad», ha dicho.

En este día festivo en Bienvenida, donde hay 32 personas de más de 90 años, decenas de vecinos se han acercado a la plaza para presenciar la ida y venida de periodistas, autoridades y cámaras, ya que nadie se quería perderse el homenaje a su hijo más ilustre.

Cuando la comitiva ha llegado a su casa, ya casi a mediodía, para destapar una placa conmemorativa en la calle, «Marchena», que mantiene una envidiable lucidez, sólo daba «un millón de gracias» a los congregados.

El abuelo de España, sensiblemente emocionado, pero exultante de alegría: «soy el hombre más feliz del mundo» decía alto y claro mientras lanzaba varios gritos de «vivas» ante la escena, en la que se le podía ver rodeado de militares, vecinos y una nube de fotógrafos en la calle, donde ha presenciado el descubrimiento de la placa.

Junto a él, su hermana Jacoba de 95 años y sus hijas Antonia y Milagros, todos viven en la misma calle, recordaban que hace apenas dos años que «Marchena» está en silla de ruedas y que hasta después de los cien seguía paseando por las calles y yendo al bar a jugar la partida con los amigos.

En el bar El Obrero recordaban que ya centenario subía las escaleras del bar sin ayuda y, cuando se la ofrecían, la rechazaba porque «cuando yo no pueda subir solo las escaleras, me moriré», decía.

Y eso que no era un hombre de bares, aunque no rechazaba una copa de vino extremeño en las comidas; era más bien un hombre de campo, al que le dedicó la mayor parte de su vida.

«Una vida sencilla», como describe su hija Milagros, en la que nunca ha fumado y en la que nunca ha abandonado una alimentación sana, «las de los pueblos, las cosas de matanza y del campo», porque «siempre ha sido muy metódico».

EFE

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